Serge Raynaud de la Ferrière

Los

Propósitos

Psicológicos

Tomo XIII



Una Cuna de Civilización

Espiritual

Budismo















El Dr. S. R. de la Ferrière en posición “Kamalasana” simbolizando:

la Experiencia Espiritual. (En la Yoga tradicional hay así 84 posiciones distintas).

























































El Mahatma Chandra-Bala (nombre del Autor en el Oriente) en

“Padma-Asana” (Posición del loto).



P R E Á M B U L O



Uno no sabe nunca cómo expresarse exactamente para hacerse comprender, ya que, en efecto, las palabras han sido desviadas muy a menudo de su justo valor. Por supuesto, si bien existe un sentido etimológico, se pierde a menudo en el lenguaje corriente, la significación real, empleándose los términos según la comprensión común. Otras veces se trata de palabras de las cuales se ignora en muchas ocasiones la proveniencia.

Así, por ejemplo, tenemos una ilustración muy simple con la palabra “capilla” (“chapel” en inglés, “chapelle” en francés) que nos hace comprender inmediatamente el lugar de culto, el sitio subordinado a una Iglesia regular. Pero, lo que es preciso saber es que el origen viene de la “capa” de San Martín (the cloak of St. Martín en inglés, la “Chappe” de Saint Martín en francés).

Hasta Luis VII que adoptó el pendón de flores de Lis como estandarte, las tropas del Rey de Francia tenían como emblema la “Capa” de San Martín, que les servía al mismo tiempo de talismán. Patrono de la monarquía francesa, San Martín era no solamente venerado, sino que aún se le atribuía a su Capa poderes mágicos y, por supuesto, la fuerza de vencer al enemigo. Esa capa era guardada para la guerra, bajo una tienda especial llamada “Chappelle” (ortografía modificada más adelante). Los clérigos encargados de esa Santa reliquia poseían el título de “Chappe-lains” (“Capellanes”) sin ser por ello religiosos.

Es frecuente el empleo erróneo de palabras y no se puede impedir pensar en los términos de las lenguas-madres que han pasado a nuestras lenguas corrientes con una muy distinta interpretación. Citemos por ejemplo el término sánscrito “Avatar”, que significa “descenso” o “extracción” en el sentido de “emanación” y que se comprende por los iniciados aplicado a los Seres Superiores venidos a instruir a la Humanidad (Dios hecho hombre). El título equivale a “Cristo”, “Mesías”, “Buda”, etc. Mientras que en muchas regiones latinas, la palabra “avatar” es empleada como una prueba, una dificultad a soportar, una pena. En Francia es corriente decir “hemos sufrido muchos avatares...”, cuando se trata de hablar de disgustos que se han producido.

Hacemos uso a menudo de frases hechas o aceptamos las concepciones de otros en nuestra expresión, mientras que, sin embargo, nuestra vida se encuentra en desacuerdo con semejante idea. Así, es corriente fijar fechas en el tiempo, según los años, aunque no sea difícil probar tan completo error. Hasta Carlos IX, el comienzo del año se festejaba el 1º de Abril, lo cual daba lugar a regalos y ofrendas; más tarde fue instituido el 1º de Enero como inicio del año y es una de las razones por las cuales el primero de Abril es considerado (en Francia), aún en nuestros días, como una farsa. El “pescado de Abril” (costumbre de burlar a los amigos), consiste en hacer creer algo que no existe, como si se quisiese recordar que el primero de Abril era un falso comienzo del año. El día del “embuste” está generalizado en regiones de la fe cristiana, pero el primero de Enero no es más serio como inicio del año, ya que, en verdad, el 21 de Marzo (punto vernal de la eclíptica, en el movimiento aparente del Sol) es mucho más “científico”. Más aún, los años contados después de la muerte del Cristo Jesús, fueron “escamoteados” en diferentes ocasiones y el calendario, cada vez más transformado, ha sufrido por ello la “pérdida” de numerosos períodos, que pueden escalonarse quizás sobre una centena de años, desaparecidos así de la marcha oficial del Tiempo.

En efecto, todo eso se resume en el “Maya” (ilusión) de la filosofía oriental y puede dar lugar a una larga meditación.

Apostemos que, más bien que levantar los hombros, los lectores querrán intentar comprender más allá de las palabras: el valor de la Idea.



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INTRODUCCIÓN



MUCHAS MAS ADHESIONES BUDISTAS” 1

Muchos más estudiantes ingleses se están convirtiendo

al Budismo, dice una relación destinada al British Council

of Church (Consejo Británico de las Iglesias) reunido ayer

en Londres”. “El Rev. George Appleton, secretario general

de las conferencias dijo que esto se debía a que los

estudiantes han perdido el contacto con la Cristiandad”.

Seis jóvenes ingleses fueron al Siam (Asia) en 1955

a convertirse en monjes Budistas”.

(Comunicado de Prensa)




No hay nada de sorprendente en que un cuarto de la Humanidad sea partidario en nuestros días de esa filosofía tan bien establecida por Gautama; cada uno encuentra su Ideal manifestado, ya sea para algunos, satisfechos a causa de la ausencia de principio divino, o para los otros, capaces de sublimar al más alto grado el carácter místico que está muy lejos de faltar en dicha doctrina. En efecto, el Budismo no puede ser considerado como “religión” en el sentido habitual dado a las filosofías basadas sobre el carácter divino de la sublime abstracción y, por otra parte, el budismo viene a apoyar la enseñanza suprema de los Upanishads: “Tat Tvam Asi” (ese Absoluto, tú lo eres...).

El Budismo viene sobre todo a abolir la lucha de las clases; por otra parte, si se siguiera bien la enseñanza tradicional, no debería haber consideración de superioridad de casta. La palabra misma (casta) no existe en el Rig-Veda. Se encuentra solamente aquella de “Varna” (color) que distingue a los conquistadores Arios de piel clara y a los “Dasa”, indígenas de piel oscura2. Antes de la llegada de los Arios en la India, existían dos grupos: a)“Munda” de los cuales quedan más o menos 3 millones (esos son los sujetos de las tribus de los macizos montañosos del Himalaya Oriental y del Dekkan); b) el grupo “Dravidiano” de los cuales quedan cerca de 63 millones en el Sur (sus lenguas: tamul, telegu, Kanarais, malayalam, son los vehículos literarios de la civilización original).

Jamás, tal vez, el originador de un movimiento haya sido tan bien simbolizado en relación a su mensaje; en efecto, Siddharta Gautama es sinónimo de “Buda”, al punto que son numerosos aquellos que creen que se trata de su nombre, o al menos que él fue el único en poseer ese título3. “Buda” no es un sustantivo sino un adjetivo. “Budh” =despertar (por lo cual “Bhodi” o “Buda” es mucho más una toma de conciencia que la iluminación por una luz externa, puesto que no hay Dios, no hay pues Luz Divina). El primer proyecto de Gautama fue el de ser monje mendigo (“Cramana” en pali, “Samana” en sánscrito). Salido de los Sakhyas (del territorio del clan de los Kshatriyas, establecidos cerca de Kapilavastu en la frontera del Nepal) él se convierte en eremita (muni), de ahí el sobrenombre de “Sakhyamuni”.

El asceta Arâda-Kalama (o Alada Kalaya) que vivía cerca de Vaizali fue el primer maestro de Gautama, cuando este dejó su familia y marchó 7 días, encontrando finalmente, a ese “Gurú” de la Sankhya.

Rudraka, hijo de Rama (Udraka Ramaputra) vivía cerca de Radjagriba con 700 discípulos; él fue el segundo maestro de Gautama y puede considerársele como su Gurú de Yoga.

Agreguemos que la Yoga es completamente extraña al Brahmanismo y que su origen se pierde en la noche de los tiempos; se encuentran ya trazas en los viejos fondos populares indígenas de los clanes Pre-Arios por una parte y, por la otra, se le encuentra en el Chamanismo Mongol; así ella es anterior a todas las doctrinas históricas y es preciso buscarla en la Tradición esotérica. En todo caso, en todos los sistemas filosóficos del Oriente, la Yoga está siempre considerada como el summum, el último grado, el plano supremo que es preciso adquirir.

Por otra parte, es preciso comprender la Yoga, como sistema completo, incluyendo en él el “Sung-Thru” (Kyen-Patu-Depo-Lelepo) que es el “Judo” tibetano y también el “Maithuna” que es la unión sexual en el tantrismo indo, esa técnica que facilita la concentración para despertar el Kundalini: es la ceremonia en la cual la pareja humana es transmutada en pareja divina (Shaktismo o Tantrismo llamado de la Mano Izquierda).





Para convertirse en un Buda, se necesitan numerosas vidas con el fin de acceder a un número de grados de “Bhumi” (“tierras”) en las cuales se practican los 10 perfeccionamientos (los “Paramitas”). Según los Mahayanistas (Budistas del “Gran Vehículo”) estos son: el Don (Dâna), la Disciplina (Shila), la Paciencia (Kshanti), la Energía (Virya), la Meditación (Dhyana), el Conocimiento (Prajna), el virtuosismo en los medios (Upaya-kaushalya), la Decisión (Pranidhana), el Saber (Jnana), y los Poderes Mágicos (Bala).

Ese poder Mágico (Bala) es justamente el dominio de la Yoga, es la gran Maestría, la Iniciación Suprema y esa Fuerza se manifiesta a menudo por los “Mantras”. En efecto, los Maestros tienen precisamente ese poder del Verbo, esa Magia de la palabra, ese conocimiento total de los “Mantras” que reclaman un estudio especial para dirigir los sonidos y conducir las vibraciones en el sentido deseado. Así, por ejemplo, los “Dharani” que son esas exclamaciones místicas (“Hum”… “Phat”... “Hri”...) se comprenden como significaciones esotéricas en las fórmulas de Mantras. Los Dharani, son como sílabas-gérmenes (los “bija” en cierta forma); ellos constituyen la esencia de las divinidades y, repitiéndolos, uno se asimila a la esencia ontológica así como a los poderes de esa divinidad. La eficacia proviene siempre (Mantram y Dharani) de las relaciones Macro-Micro-cósmicas que le aseguran una parte de las potencialidades del Cosmos y del Absoluto.

A causa de ello uno comprende la importancia de las lenguas-madres cuyas palabras han conservado todo su valor real (razón, igualmente por la cual la Iglesia Católica ha conservado las plegarias en latín).

Gautama el Buda no hablaba ni en sánscrito, ni en pali, sino en una lengua muy arcaica: el Magadhi.

El sánscrito es la lengua clásica de la India (un poco como el latín lo era para Europa); es el vehículo de la Tradición de ahí su nombre “Sam-Skrita” = “Perfecto”. El pali es más reciente, es la lengua nacida del hablar popular (o Prakrita) y derivada del sánscrito.

Los textos del Mahayana o Gran Vehículo (Budismo del Norte) están conservados en sánscrito mientras que aquellos del Hinayana o pequeño Vehículo (Budismo del Sur) están todos escritos en pali. El término “Hinayana” es a menudo rechazado en nuestros días, como algo peyorativo; en efecto, la idea de “pequeño vehículo” hace nacer inmediatamente una idea de inferioridad; de ahí que los “Theravadins” (los poseedores de la opinión de los Ancianos) citan al presente la doctrina bajo el término de “Theravada” (opinión de los Ancianos) (“Theras” significando “anciano”).



De todas maneras el Budismo se manifiesta sobre todo por una filosofía de tolerancia y como lo cita el “Dhammapada”: “Aquel que es tolerante con los intolerantes, dulce con los violentos, sin avidez entre los ávidos, a ese yo lo llamo un Brahmán”. Toda la enseñanza denota así una gran nobleza de forma y de pensamiento y esa estancia sublime que Jesús el Cristo, por ejemplo, habría podido retomar seis siglos más tarde, sin cambiar nada a pesar del espíritu típicamente budista: “El odio no puede ser destruido por el odio. El odio no puede ser destruido sino por el Amor...”

Sin que el Arhat sea especialmente budista, el ideal mismo del Arhat es típicamente budista. Un “Arhat” es un gran sabio (Prudente). Los dignatarios budistas llevan ese titulo (raíz sánscrita “Arh” = mérito, valor), pero un Arhat, puede ser de no importa qué confesión y alcanzar ese grado de sabiduría que le manda el sacrificio de sí mismo. Ese amor y ese sacrificio son muy orientales y se manifiestan aún en los planos inferiores de la sociedad, como por ejemplo en ese acto del “sati”, tan característico de la India. El “sati” es esa muerte voluntaria de una viuda que, no pudiendo continuar viviendo sin su esposo, prefiere arrojarse a la hoguera y seguir así en la eternidad al que ella había aceptado. Algunas de esas “viudas” son todavía “vírgenes”, ya que en la India el acoplamiento no sigue necesariamente a la ceremonia del matrimonio.

En fin, un Arhat se dedica a la ayuda de sus hermanos los hombres, les lleva un poco de sus luces, de ese “Shruti” o Saber por excelencia, esa Revelación que emana de Brahma, Dios Supremo (Shruti está opuesto a “Smriti”, tradición humana).

Ese Shruti es la Revelación Principal, es quizás esa facultad que está simbolizada en ciertos textos antiguos por “haber gustado la Soma...”.

Se compara a menudo la Sabiduría, la Revelación, con néctares y ya hemos visto como tomándolo a la letra algunos pensaban que Noé se habría embriagado con el vino, mientras que se trataba para el Patriarca hebreo de embriagarse con el conocimiento. Se ha creído también que la Soma era un brebaje simbólico; se trata en realidad de un licor sagrado, una bebida ofrecida a los Dioses en el sacrificio Védico. Ese vino sagrado tiene ciertamente un carácter emblemático, el valor de un símbolo, pero en todo caso uno puede obtenerlo por la presión a una planta (la soma), perteneciente a la familia de las Asclepiades.

Precediendo algunos siglos a la idea cristiana de los 4 Evangelistas, Gautama, el Buda, tuvo sus 4 Grandes Discípulos. El tierno y simple Ananda que simbolizaba la Shruti (la devota audición), el austero Kashyapa que simbolizaba los Shila (los consejos, la disciplina), Sariputra en el símbolo de la Prajna (el conocimiento) y Maudgalyayana en el símbolo de la Rddhi (el Saber mágico).

Esas analogías, esas concordancias, esas equivalencias, no son raras de una religión a la otra; así sucede a través de toda la Tradición Eterna, las mismas repeticiones de símbolos, de emblemas y de hechos históricos. Ese paralelismo no era ignorado de los apologistas cristianos que conocían perfectamente los aportes hindúes, ya que el mismo San Jerónimo escribía: “Es una tradición, entre los gimnosofistas de la lndia, que Buda el fundador de su. doctrina, habría nacido de una virgen y salido de su flanco…”



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Pero, hablando de budismo propiamente dicho, existe un hecho sobre el cual es preciso apoyarse y es su aplicación, sobre todo en el Tíbet. Lejos de ser la pura ética de Gautama, la extensión del budismo ha tomado aquí la mayor proporción conocida. En efecto, no solamente el budismo se ha convertido en una religión del Estado, sino más aún: en un estado religiosamente budista.

Bajo la autoridad (temporal y espiritual) del Dalai-Lama, residen los dos Gobiernos: a) El Consejo Eclesiástico compuesto de 4 Lamas; b) el Consejo de Ministros compuesto de 3 Laicos y de un religioso. Entre esos dos Comités, como sirviendo de lazo, hay 2 Oficiales que pueden ser considerados como “Primeros Ministros”.

La Asamblea Nacional está compuesta de 400 miembros, o sea, cuando las Notabilidades se encuentran completas con las representaciones de las 5 Provincias: U-Tsang (Lhassa, Shigatsé), Gartok (al Oeste), Chang (al Norte), Kham (al Este), Lhedzang (al Sur).

Naturalmente el Potalá (Palacio-Monasterio) es la construcción más célebre con sus 400 metros de largo y sus 130 metros de alto; desde ahí el “Muy-Poderoso” vela sobre los destinos del mundo budista. Sin embargo, la catedral de Jokang es también una celebridad con sus preciosas reliquias, en la llanura de Kyi-Chu (rivera Kyi-Chu río de la dicha) que sale de la capital por el pueblo de Sho, a una media hora de marcha se encuentra la famosa catedral que data del año 600. Pero el más grande monasterio ciertamente es el de la lamasería de Drebung (“Montaña de arroz”) que es por otra parte, formado por 7 lamaserías reunidas en una sola en la cual viven: 10.000 monjes. Cinco Km. al Norte de Lhassa, se encuentra la lamasería de Sera (su verdadero nombre es “Barrera de la rosa salvaje”), que cuenta con 7.000 monjes y, finalmente, la lamasería de Ganden, contando aproximadamente con 5 a 6.000 monjes. Esos tres monasterios, son el grupo de lamaserías llamadas “Las 3 Sedes”. Se podría citar todavía entre las más antiguas lamaserías del Tibet, las Universidades de Medicina de Chakpori y Tra-Yerpa.

En fin, para terminar, digamos que el Canon Tibetano está compuesto de dos grandes colecciones: a) el KANDJUR (Bka’gyur) “Traducción de los mandamientos”, con 108 volúmenes, 700 obras, 6 secciones (el “Dulva” que corresponde al Vinaya sánscrito: el “Mde” = sutras; “Rgyud” = tantras; el “Serphyn” es el de la clase de los prajnaparamitas); b) el TANDJUR (Batan’gyur, “Traducción de las Instrucciones”, son los comentarios, las obras de piedad, las técnicas de gramática, medicina, astronomía, etc. 224 volúmenes, 3.626 obras y secciones como en el Kandjur.

Tenemos así los trazos principales de aquello que queremos desarrollar al presente.



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UNA CUNA DE CIVILIZACION ESPIRITUAL



Es imposible concebir un movimiento espiritual aislado en el tiempo y en el espacio. Toda nueva tentativa que emprende el humano para cercar mejor las cuestiones relacionadas con su esencia propia, su origen y su porvenir, no es más que un punto en una serie. Y es, además, un resultado precedido por millones de pensamientos. Es así como Maurice Percheron inicia su obra “El Buda”.

En efecto, hablar de una cuna de la espiritualidad es casi una herejía. Desde su origen, el Hombre ensayó casi de inmediato organizar sus pensamientos e intentó calar “su” misterio. No se podrá jamás hablar, ciertamente, con seguridad, de una filosofía originaria y generalmente, una nueva religión no es más que una reacción contra la precedente.

Desde la más Alta Antigüedad uno encuentra en Oriente una forma psicológica de administrar las concepciones, pero, sin duda, podría encontrarse también en la Antigua América. Tendríamos que recurrir para ello a la Doctrina Esotérica y valorar la Obra de los Colegios Iniciáticos.

Sea como sea, es la India la que en el sentido de una “civilización espiritual” y desde el siglo VI antes de nuestra Era, presenta, mejor que ninguna, tomar en consideración el Alma.

Naturalmente, mucho antes, el hindú tenía ya una especie de religión con la creencia de que la muerte le reservaría, sea una estancia en el reino de los bienaventurados, sea una caída angustiosa en el mundo de las tinieblas (Paraíso o Infierno, según los actos de la vida). Pero la filosofía hindú redactó rápidamente la teoría acerca de la transmigración de las Almas, que, eternas no dejaban un cuerpo sino para reencarnarse en otro, siguiendo la persistencia de un elemento irreducible: el Karma.

El sentido derivado de “Karma” es “acción” y resultado apropiado al acto; es la ley de causa a efecto, y se opera sobre todos los planos de la existencia. Aparece en la esfera moral como la ley de la ética según la causación, a través de la cual el Hombre fabrica su carácter, hace su destino y trabaja para su salvación. El Karma no está limitado por el tiempo o en el espacio, lo cual lo hace esencialmente paralelo a la doctrina de la reencarnación.

Pasar de una existencia a otra según las consecuencias de los actos de una vida precedente, no podría jamás permitir liberarse enteramente, ya que bastaría un pensamiento para que el Karma se aposente de nuevo y de ahí la repetición del ciclo de re-encarnaciones terrestres. El karma no puede, pues, ser eterno y el hindú piensa entonces en no renacer más y ser liberado en totalidad del fruto de la acción; es entonces cuando interviene la idea del Atman-Brahman.



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Quien toma el Atman se convierte en insensible al placer y al dolor, indiferente a todo: él sobrepasa las penas del corazón. Para él, no existe más ni padre ni madre, ni vedas, ni vida, ni muerte. El se encuentra en estado de decir: TAT TVAM ASI (Tú lo eres). Es decir: “Tú, tu ser verdadero, tu Espíritu, es UNO con la Unidad en el Todo. En consecuencia, tú eres ese Todo, tú eres el TODO”.

El Atman (“ese yo”: at man) subsiste en la individualidad más allá de toda existencia, él es el principio de vida y aquello que constituye la sustancia espiritual.

El Brahman es el Principio del Universo, pero él caracteriza todo aquello que es inexplicable (el Mana).

Desde entonces se establecía una perpetua correspondencia entre el Sí esencial del Ser y el Universo; en consecuencia, el Atman (Sí-mismo en el Ser y Sí-mismo en el Universo) se liga hasta la identificación con el Brahma.

Esa fusión tiene por consecuencia hacer comprender al hombre que, no formando más que uno con el infinito, él se liberará de su naturaleza efímera y suprimirá los renacimientos sucesivos.

El Vedanta describe muy bien esa totalidad universal y esa Ilusión de la diversidad que tiene siempre el Hombre durante todo el tiempo en que no ha alcanzado el Conocimiento.



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La doctrina “Sankhya” intentaba dar la explicación del mundo; ese punto de vista cosmológico era profesado sobre todo por los ascetas. El Sankhya es el ejercicio de la razón en contemplación; ese sistema (Satkaryavada) sostiene que el efecto (Karya) existe antes de que la causa operatoria que debe provocar el efecto, sea soltada. Esa doctrina dice que una cosa debe forzadamente venir de otra y que es imposible que eso sea el producto de la Nada. El Satkaryavada es el sistema empleado por los Sankhyas que resumen su metafísica a la reducción de la evolución cósmica, según la actividad de Prakriti (la materia) el principio inferior y Purusha el Principio Espiritual.

Poco a poco, la idea religiosa de la India se reformaba, pero se necesitaba una demostración y, además, los filósofos tropezaban con las creencias populares y las costumbres milenarias. Fue entonces cuando la gran reforma budista hizo su aparición. Sin embargo, fue tan sólo a la muerte de Buda (el Despierto, el Iluminado), que la doctrina fue organizada en un verdadero movimiento que poco a poco ganó las fronteras exteriores de la India.

Así como la leyenda cristiana, seis siglos más tarde, hará un milagro del nacimiento de Jesús, los Budistas presentan la venida al mundo de Gautama como un hecho extraordinario.

Se ha dicho que la reina Maya se desposó con Suddhodara, soberano de los Sakhyas (cerca de Kapilavastu en la frontera del Nepal) y fue tocada por el Boddhisattva Avalokita-Ishvara que bajo la forma de un elefantico se presentó a ella en sueños e insertó así su “reflejo terrestre” (el futuro Buda), en el cuerpo de una mujer que practicaba el ascetismo, aún después de tres años de casada.

SIDDHARTA (Aquel que realiza) GAUTAMA nació hacia el 563 antes de nuestra era, en el parque de Lumbini (residencia de reposo del Rey Suddhodara).

La “Lalita Victaria” (biografía de Buda) relata todos los detalles del joven Buda, que llevaba todas las marcas que debían aparecer como signos de una predestinación (32 signos sobre el cuerpo, 84 marcas secundarias).

El joven príncipe era un experto en el tiro al arco, en esgrima, equitación, así como en el conocimiento de ciencias y lenguas.

Casado con su prima, la bella Gopa Yasodhara4, Siddharta no pudo soportar, sin embargo, el ocio dorado que le imponía el Rey y abandonó su palacio por el bosque. Tenía entonces 29 años.

Con ermitaños de la secta Udraka Ramaputra, más tarde con un asceta, Alada Kalaya, después vivió también con los Brahmanes, pero, comprendió que era en sí-mismo que él debía encontrar la Verdad y se retiró cerca de Gaya en el distrito de Uruvela. Allí, cerca del río Neranjara, se propuso meditar sin darle más atención a las necesidades del cuerpo.

Cinco Yoghis, vecinos de la misma selva, se acercaron a él pero, más tarde, cuando vieron que Gautama abandonaba su ayuno le dejaron y él quedó de nuevo solo hasta el día (o más bien: una noche) en la cual El se convirtió verdaderamente en un “Buda” por la completa Realización.

Gautama se había vestido con un sudario recogido sobre una tumba (sudario de cáñamo encontrado sobre el cadáver de un esclavo) y cerca de una higuera, sobre un montón de heno, se sentó en posición de loto y declaró: “Aunque mi piel se deseque, aunque mis manos se ajen, aunque mis huesos se disuelvan, hasta que yo no haya podido penetrar la Ciencia, yo no me moveré de aquí”.

Mara, el Rey de los Infiernos le envió las tentaciones habituales ofrecidas a los ascetas, pero el Buda permaneció impasible ya que él acababa de encontrar la Verdad. El pensó entonces en los cinco discípulos que lo habían abandonado una vez y fue a ellos a los primeros a quien El quiso hacer escuchar las palabras de la Salvación. El se juntó con esos 5 Yoghis en Benarés, sobre los bordes del Ganges y declaró: “Yo soy el Santo, el Perfecto, el Supremo Buda. Abrid los oídos, oh monjes. La Vía ha sido encontrada. Escuchadme”. Fue entonces que él les enseñó la Gran Lección, conocida después como el Sermón de Benarés.

Oh monjes, aprended que toda existencia no es más que dolor; nacimiento es dolor, vejez es dolor. Así como la muerte, como la unión con aquel que uno no ama, como la separación con aquel que se ama o la imposibilidad de satisfacer su deseo... En el origen de ese dolor universal se encuentra la sed de existir, la sed de placer que experimentan los cinco sentidos exteriores y los sentidos interiores y, aún, la sed de morir”.

¿Cuál es, oh monjes, ese camino del Centro que el Tathagata5 ha descubierto, que abre los ojos del espíritu, que conduce al reposo, a la ciencia, a la Iluminación, al Nirvana?”.

Aprended, ante todo, que él se encuentra justamente entre el ascetismo y la vida mundana. Sabed, después, que es un camino con ocho ramas que se llaman: fe pura, resolución pura, lenguaje puro, acciones puras, vida pura, aplicación pura, memoria pura, meditación pura”.

He aquí, oh monjes, la Verdad Santa sobre el dolor.

He aquí, oh monjes, la Verdad Santa sobre la supresión del

dolor.

He aquí, oh monjes, la Verdad Santa sobre el camino que

lleva a la supresión del dolor, vía serena y libre.

He aquí, oh monjes, la Verdad Santa sobre las ocho

actividades puras no afectadas por el deseo de lo deseable

ni por el temor de lo temible”.

Después, con su bastón, el Buda trazó sobre el suelo el “Dharmachakrapa-Vastana”6 y explicó:

La Rueda contiene el cielo de los Dioses, de los hombres, de los animales y de los seres infernales. Y la chispa que anima todos los cuerpos vivientes, antes de fijarse en el centro por la eternidad, va de un círculo al otro, según sus acciones. Recordad bien lo siguiente: no os rebeléis contra vuestra condición presente ya que ella es un castigo del Pasado. Sabed también que vuestro destino futuro depende de la pureza de vuestro corazón. Ya que la Ley del Karma, que yo os designo, se encuentra ahí”.

Entonces comenzaron los años de evangelización, pero el Buda no viajó sino en el Noreste de la India. Sólo los Brahmanes no simpatizaban con la doctrina, ya que El negaba, en cierto modo, la utilidad de aquellos. El Maestro7 no se impacientó más que una vez, cuando un brahmán pretendiose superior a él en santidad; el Buda pronunció aquello que fue conocido después bajo el nombre de Sermón del Fuego:

El fuego de la vida debe ser extinguido. Todo en el mundo está inflamado por el fuego del deseo, el fuego del odio, el fuego de la ignorancia. El nacimiento, la vejez, la muerte, las preocupaciones, las quejas, el dolor, la tristeza, el amor carnal, no son más que llamas... Las cosas visibles a tu ojo, oh brahmán, están en llamas; las cosas audibles para tus oídos están en llamas. Y eso es así para tus cinco sentidos y por tu sentido interior.

¿No estás asqueado, pues, de tus sentidos, de las cosas, de las impresiones y de los sentimientos que ellos provocan? Si tú estás asqueado, aprende entonces que tú estás rescatado, libre de pasiones. Comprende, brahmán, que el nacimiento está terminado para ti y que esa auténtica santidad de la cual tú hablabas va a realizarse. Todo el resto no es más que una ilusión que te devora como llama”.

Muchos brahmanes se convirtieron frente a los milagros del Buda y algunos soberanos le trajeron también su apoyo; de más en más, los discípulos se estrecharon en torno de él y los “monjes en túnica amarilla” continuaron su obra.

Después de 35 años, Gautama Buda volvió a Kapilavastu en donde vio al hijo que no había conocido, a su esposa, al viejo rey Suddhodara y a todos los príncipes, los cuales se arrodillaron delante de él. Antes de dejar para siempre ese lugar, aquel a quien llamaban “Sakhyamuni” (el Sabio de los Sakhyas), condujo a todo el pueblo a Nagaea (en las ruinas de lo que había sido un suntuoso palacio para testimoniar que los más grandes esplendores son también perecederos). Fue allí donde el Buda pronunció los cinco consejos humanos.

He aquí las 5 Reglas de vuestra vida cotidiana:

Sed compasivos y respetad la vida más ínfima”.

Dad y recibid libremente, pero no toméis nada indebidamente”.

No mintáis jamás, aún en las ocasiones que os aparezcan capaces de absover la mentira”.

Evitad las drogas y las bebidas”.

Respetad la mujer y no cometáis ningún acto carnal ilegítimo y fuera de la naturaleza”.

A la edad de 80 años el Buda dio sus últimas directrices a sus discípulos más próximos. Millares de adeptos vivían ya en comunidades y otros erraban para repartir las enseñanzas del Maestro el cual continuaba también ofreciendo sus Lecciones, hasta el día en que El sintió llegar su último momento terrestre.

Mientras que su más intimo discípulo, Ananda, preparaba su lecho, el Maestro sonrió y dijo: “Maitreya, el próximo Buda que vendrá sobre la tierra dentro de millares de años con el fin de terminar mi obra tendrá, él también, su Ananda”.

Entonces, una última vez, el Buda habló a una asistencia compuesta de ancianos que después de 20 años lo habían seguido; es ese el resumen de su enseñanza que fue recogida en los Libros Sagrados (“La Triple Canasta”).

Pero, cuando él sintió cerca el momento de su fin, no guardó cerca de él sino a aquellos que eran dignos de ser los verdaderos realizadores de su Obra y les recordó los principios del Orden concluyendo: “Serán 500 millones de fieles quienes dentro de poco seguirán la Ley. Habiendo tomado refugio en ella, yo puedo dejaros”.

En fin, todavía esas últimas palabras fueron para demostrar la nada de aquello en que nosotros creemos realmente debe existir: “Ved el cuerpo del Tathagata, todo aquello que está compuesto se encuentra destinado a la destrucción. Perseguid vuestro fin en la sobriedad”.

Abandonando su posición de loto, se acostó sobre el lado derecho y nadie supo en qué momento terminó su meditación; el Buda pasó del “Samadhi” al “Nirvana”, sin dejar aparecer nada.



El Buda no puede más que decir el camino,

toca a vosotros penar en la tarea”.

(Dhammapada).


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Como lo hemos visto: los orígenes de un pensamiento religioso no pueden ser establecidos. El budismo comienza con la enseñanza de Siddharta Gautama, a pesar de que varios “Budas” lo hubieran ya precedido y de que el Maestro Sakhyamuni hubiera sido el 25to “Iluminado”.

Por otra parte, el “Dharma” o doctrina, ya existía mucho antes del advenimiento de Gautama, pero sufría cada vez, en cierto modo, algunos arreglos. Son, pues, actitudes psicológicas sucesivas según el tiempo y el lugar. Asistimos así a una aplicación de un “budismo” un poco diferente cada vez y en diversos sitios. En efecto, además, el Budismo es más bien considerado como una Ética.

Disciplina severa, quizás, la doctrina budista no es un dogma sino una Vía.

En su conjunto, el Dharma parece haber tomado sus bases de las viejas lecciones de los Yoghis: Método para la meditación, observación filosófica, sistema medical con concepción de los “Skandas”8, teoría de formas, etc.

Pero esa Sabiduría psicológica de la Yoga ha servido de base a numerosas aspiraciones espirituales de movimientos originarios de aquí y de allá, a través de los tiempos. Es de ese viejo sistema de los Sabios del Oriente que fueron tomadas casi todas las disciplinas introducidas en la mayor parte de las “religiones”. El Budismo tiene algo más en particular con la Yoga y es la importancia dada al hombre para ganar su salvación sin la intervención de la Divinidad.

El Buda no ha condenado ninguna divinidad, ni ningún culto; por otra parte, él quiere ignorar eso, en relación con aquello que El trae a los hombres que deben liberarse del “Samsara” (cadena de los renacimientos)

Mientras que el Vedismo no veía sino la recompensa o el castigo después de la muerte, y el Brahmanismo se basaba sobre la transmigración de las almas para llegar a fundir el Atman en el Brahman, el Budismo ponía el punto en el hecho de que la Vida es mala en sí misma. No quedaba entonces a Gautama Buda sino hacer la demostración de que la vida es mucho menos buena de lo que uno se imagina.

El emprendió, entonces, la tarea de trazar el verdadero sufrimiento con “Anatta” (ilusión), “Diskha” (angustia espiritual) y el “Anicca” (inevitable caducidad de todo aquello que es creado). El mecanismo opera por 3 causas del dolor, que son: el deseo, la falta de dominio de sí mismo y la ignorancia.

El dolor es el tema principal de los discursos de Buda y cuando su discípulo Malunkyaputta se asombraba de que no se tratara del origen ni de una sobrevida, el Buda precisó: “El conocimiento de todas esas cosas no puede hacer realizar ningún paso nuevo sobre el camino de la santidad y de la paz. Aquello que sirve a éstas, es lo que yo he venido a enseñar: la Verdad sobre el sufrimiento, sus causas, su extinción”.

Para Buda no hay especulación sino un carácter práctico. Hemos ya mencionado varias veces la historia del herido en la cual es inútil buscar al agresor, la naturaleza del arma, etc. Ante lo cual, El concluyó: “para el médico que cura, qué importa quién es y de dónde viene, siempre y cuando él pueda curar”.

Una sola cosa interesa: la Identidad del Yo y del pensamiento presente. Aquello que nosotros llamamos “yo” habitualmente, no es más que una abstracción de la memoria; el único Ego valedero es aquel del momento dado.

Para el no-budista: el individuo en tanto que “ego”, observa, percibe, controla el mundo que él experimenta. Para el budista: “una mano no puede asirse”: el Ego, agente abstracto y no efectivo, no puede cumplir acción ni efectuar modificaciones psicológicas.



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La teoría del encadenamiento causal es, quizás, la parte más importante de la enseñanza budista.

Esa idea está basada sobre los Skandas que son el resultado de todas las pequeñeces, vicios, egoísmo, etc., que forman parte del Karma y que almacenados después de la muerte, engendran para la próxima existencia afinidades que deben ser satisfechas.

Los Skandas son el sistema energético, el substrato de todas las concreciones y cuya evolución consiste en Sustituir a un Skanda dado con un Skanda más afinado, más sutil: es el procedimiento que consiste en aumentar progresivamente el dinamismo del centro de fuerza que se encuentra en nosotros y que constituye nuestro EGO. Es preciso, pasar del “skanda” RUPA, al “skanda” SAMSKARA, realizar en seguida el VYNANA...

Rupa” es el plano electro-magnético que imanta la materia bruta.

Samskara” es el plano intelectual que atrae y aglomera en forma pensada la materia plástica.

Vynana” es el plano que cristaliza la materia espiritual (El hombre que ha creado su Vynana escapa a la servidumbre de la Materia).

Vynana (o Vinnana) es el Conocimiento, contrario de Avijja (en Sánscrito Avidya) que es la ignorancia, de donde proviene “Sankhara” dicen los teólogos budistas (Sankhara proviene de un verbo que quiere decir ordenar, arreglar, preparar. Los Budistas emplean esa palabra para expresar de una manera general el conjunto de las Cosas. La Antigua Tradición da tres: del cuerpo, de la palabra y del espíritu).

Gautama el Buda, ha enseñado que los Cinco Skandas reaccionaban estrechamente los unos sobre los otros, sin ser ninguno estable ni más ni menos que las once combinaciones que pueden resultar de ellos. Por otra parte, ese número de asociaciones puede aún crecer, si con los Skandas se hace intervenir a los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire) y también el principio del intelecto y la noción del espacio.

Tal como nosotros lo imaginamos, el Ser no existe sino en tanto que personaje determinado. Admitiendo que los fenómenos existen por sí mismos, ellos no están ligados a una sustancia y eso les quita toda permanencia de fijación.

El “Vinaya-Pitaka” relata las palabras de Buda a sus cinco primeros discípulos.

El cuerpo no es el Sí, la sensación no es el Sí, la percepción no es el Sí, las construcciones no son el Sí y la conciencia tampoco es el Sí. Considerando esto, el discípulo no hace ningún caso de su cuerpo ni de la sensación, ni de la percepción, ni de las construcciones, ni de la conciencia. No haciendo caso: él permanece impasible. Siendo impasible él es liberado. En la liberación: el Conocimiento viene a la existencia: “¡Yo soy liberado!”. Y, entonces, él sabe esto: el nacimiento es destruido, la vida con Brahma es vivida, aquello que se debía hacer está hecho, y no es más cuestión de convertirse en esto o aquello...”



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La Ciencia moderna viene a confirmar lo que Buda enseñaba hace 2.500 años: la impermanencia del Alma no es inestabilidad y aún mucho menos que la modificación continua de nuestro cuerpo que no es alteración general de éste.

Hemos insistido suficientemente en nuestros fascículos precedentes sobre esta cuestión, valorándola por medio de explicaciones científicas y, a menudo, a la luz de la biología. No hay, pues, transmigración de las Almas, como comprenden generalmente los profanos lo expuesto por la teoría de la reencarnación.

El “Samsara” (transmigración de los seres) es la experiencia de existencias diversas, pero no incluye el paso del Alma de un cuerpo a otro, sino que existe “alguna cosa” (eso que uno llama a menudo el Espíritu) que, habiendo animado una criatura, irá a animar otra en seguida. Sin embargo, Buda ha excluido siempre las discusiones metafísicas y es lo que ha provocado las diversas interpretaciones de su Mensaje. Si Gautama no se pronunciaba sobre ciertos problemas, eso no quiere decir forzosamente que él negara esas cosas, sino simplemente que El quería ignorarlas como algo que no era útil en su enseñanza.

Los Renacimientos implican la comprensión de que el Ser que nace “de nuevo” no es forzosamente el “mismo” que uno precedente, pero tampoco que sea “otro”.

Esa es la cuestión de la irrealidad fenomenal que Buda trataba sobre todo, pero sin pretender que el mundo sea irreal en sí, sino que él condenaba, como una vana ilusión, la visión que nosotros pretendemos tener.

Ese es, pues, el tan importante problema del “Maya” (fue “coincidencia” también que su madre se llamara la reina Maya)9.

El mundo no existe, no es más que una pura ilusión (Maya): he ahí el enunciado de la filosofía védica y más tarde del budismo (ya que Gautama tomó una gran parte de sus enseñanzas de los Vedas); pero esas teorías no niegan la materia en tanto que solidez, impenetrabilidad o extensión, sino solamente sostienen que esa materia no tiene realidad independiente fuera de la percepción del espíritu (Kant, Schopenhauer, Einstein; sostienen esos mismos principios sobre la relatividad de la materia).



Maya es, pues, el espejismo en las diferentes esferas y el budismo puede así concluir que el mundo sensible, está vacío de toda realidad, sus reacciones sobre nuestros sentidos son, pues, igualmente vacías y nuestras ideas, nacidas de datos sensoriales, son vacías de verdad. De ello se desprende que nuestras voliciones, provenientes de esas ideas, son a su vez sin fundamento. La síntesis de esos diversos grupos de elementos (llamados a menudo: la conciencia) es así, un puro espejismo.

Esa teoría fue recogida por los griegos con el “eidos”10 que es el soporte substancial del mundo de la incertidumbre y del error. El Eidos, para Platón, es el Ser de razón, es decir, aquello que es el numen de Kant.

En el pensamiento hindú: el mental del numen es la voluntad manásica que crea la forma (la inteligencia forma parte del Mana inferior, el dominio fenomenal)11

En efecto, considerando bien las cosas: el fenómeno que significa “representación” es pues, una apariencia; es entonces el mundo relativo, el reflejo del mundo Numenal, el MAYA, en cierta manera.





El numen es al fenómeno lo que el absoluto es a lo relativo. El mundo numenal es la realidad supra-fenomenal. El es lo Esencial, la Cosa en sí, ese numen que es lo único existente y real, se caracteriza entre los budistas como NIRVANA.

El Nirvana es ese plano superior que, una vez alcanzado por la Iluminación, dispensa de otras reencarnaciones (es el “Moksha” o unión con Brahma).

Se le traduce a veces por realidad, pero los budistas lo comprenden sobre todo como extinción (Nir = negación; Vâ = soplo) en el sentido de rescate. Nirvana es el final de todo: liquidación de todos los deseos, del amor, del odio, del vivir, del morir, etc. (según el “Suttasangaha”).

Se puede, sobre todo, comprender por Nirvana: la felicidad suprema, no hay más dualismo, es el vacío de las formas: no existe más el “yo” ni el “no-yo”. La filosofía discute siempre sobre la significación de “supresión” o “la más alta finalidad de la existencia”. El Buda no se ha extendido sobre la definición del Nirvana y ha indicado simplemente: “No-ser” es aquello que implica la liberación de los renacimientos. No se trata de un “Paraíso” que es el dominio en el cual el Karma puede aún jugar; los lugares paradisíacos no son más que lugares destinados a estancias limitadas y que no ofrecen a los que se quedan, la liberación del ciclo de los renacimientos. En ese sentido el Nirvana (“No-Ser”) puede ser asimilado al “Ain-Soph” de la Qabbalah.

De todas maneras, el pensamiento occidental no puede llegar a asir el sentido real de ese nirvana que es preciso experimentar. Es preciso entrar en la contemplación y los diversos entendimientos de ese Absoluto nirvánico serán otros tantos grados de la evolución espiritual del adepto hasta el Conocimiento Total.

Naturalmente, ese Conocimiento Total es el Verdadero Saber y no la documentación intelectual; es la diferencia que hay entre los conocimientos del hombre de ciencia y la Sabiduría del Iniciado. ¿Debe repetirse una vez más?: si los Prudentes no son siempre sabios (científicos), los sabios, todavía menos, son Prudentes.

Para Buda, hay 4 especies de preguntas (ver nuestro libro “Misticismo en el siglo XX”): aquellas que pueden recibir una respuesta definitiva (Ekamsavya karaniya), aquellas de las cuales sale una división (Vibhajya vyakaranya), aquellas de las cuales se puede responder por una contrapregunta (pratiprachavay karaniya), y, por último, aquellas que deben ser puestas a un lado (Sthapaniva).

Es así que Gautama, el Buda, ha dejado la vía libre a los interpretadores, pero ha completado, sobre todo, su enseñanza por medio de reglas prácticas.



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La moral búdica ve en el principio del bien y del mal algo mucho más profundo que nuestras filosofías occidentales (como ya se ha expuesto en el Propósito Psicológico N° V).

El “Dhammapada” anuncia: “Que nadie comprometa sus propias ventajas por el bien de otro, tan grande como él pueda ser. Si uno conoce el verdadero interés del Sí, es ese el fin que es preciso conseguir”.

Ni personalismo ni egoísmo existen en el budismo, que va hasta la doctrina de la no-violencia, que fue siempre una doctrina de los hindúes en general y de los yoghis, en particular: Ahimsa (no-violencia) como en el hecho de no matar nada; esa abstención de agresividad debe ir hasta la paz interior.

Así, para el budismo, los conceptos de bien y de mal son tan personales como altruistas. No hay sentimentalismo sino un desligamiento de las cosas y este comienza con la lección que el Buda daba sobre el desprecio del cuerpo. “Haz un pergamino de tu piel arañada; haz una pluma de tus huesos; haz tinta con tu sangre y escribe con ella las enseñanzas del Maestro”.

Ese desligamiento debe llevar al Adepto al renunciamiento de las diez depravaciones: deseos que engendran los sentidos, el odio, la presunción, el enceguecimiento, la ignorancia, la opinión, la duda, la impudicia, la negligencia y la imprudencia por fracaso del buen entendimiento. El no llegará a ese total renunciamiento sino trabajando en sí mismo para no cometer más los 10 “pecados” corrientes: los del cuerpo (robo, homicidio y fornicación); los de la palabra (mentira, perjurio, frivolidad y calumnia); los del pensamiento (malicia, codicia y herejía). Para realizar eso, el budista practica las 8 virtudes: amor a la verdad, respeto del Sí, castidad, humildad, benevolencia caritativa, compasión, ascetismo, sumisión alegre al dolor y a todos los ascos.

Puesto que no hay continuidad del alma, el adepto no encara una dicha futura y él intenta merecer el Nirvana para mejor renunciar; de ese modo el “Majhima-Nikaya” decreta: “Abandonad el bien y con mucha más razón el mal; aquel que ha alcanzado la otra ribera no tiene nada que hacer con la balsa”.

La esencia misma del estatuto ético es la pureza y ella es sobre todo definida por la liberación de todo deseo (lobha), de todo odio (dosa) y de toda conciencia o ignorancia (moha)…

Es sobre todo a esa pureza que el budista debe atarse para encontrar la Vía de la liberación y Gautama el Iluminado, enseñaba que una acción debe ser considerada como buena o mala, según el estado de pureza del espíritu. Esa moral es estrictamente personal, de ahí la comprensión del Libre Arbitrio a pesar de la intervención del “karma”.



De todas maneras, como el individuo está ligado más o menos a la colectividad, se concibe un “karma colectivo” y es la razón que hace que los Boddhisattvas no podrán estar enteramente satisfechos sino cuando toda la Humanidad sea salvada.

El antiguo pensamiento hindú no había medido todo el alcance de esa pureza que reside en la libertad fuera de ciertas cadenas y que es una concepción situada más allá de la moral formalista. Esa idea budista de “no ser contaminado” había escapado a los brahmanes, pero Buda insiste sobre tal hecho de no ser mezclado a los asuntos humanos, a fin de no ser maculado ni por el pecado ni por la práctica del bien...

Se comprenderá rápidamente que en esa antigua época, no existiera un individualismo capaz de remediar un presente que no era sino un pasado fijo (concepción karmática de la época).

Brahmanes (ministros de religión, clase superior), Kshatriyas (nobles), Vaisyas (mercaderes), Sudras (pertenecientes a todos los cuerpos de oficios), todos estaban encerrados en el marco de las castas y el individuo no contaba para nada: fue entonces que Buda señaló que el sólo hecho de existir era ya el comienzo del sufrimiento. En ese descubrimiento, un hecho se destaca inmediatamente: los dioses fueron colocados aparte y los religiosos no tuvieron más razón de ser.

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Una nueva noción aparece entonces: aquella del Hombre Ideal.

Hasta entonces se llamaba “Arhat”: un asceta, pero el término fue desde ese momento aplicable solamente al Sabio integral, al Santo llegado al punto culminante del desarrollo espiritual que se encontraba así totalmente liberado.

Según algunos investigadores, el término vendría de una contracción de la palabra “arhati” (“ser signo de…”), pero para los budistas actuales el origen de “arhat” vendría de “ari” (enemigo) y “hat” (destruir); ello sería pues: aquel que ha destruido sus pasiones.

A ese estado de santidad puede seguir un estadio más elevado todavía, que otorga el poder de salvar a los otros. En efecto, el Arhat puede convertirse en Boddhisattva, que puede entonces, revenir a este mundo para la salvación de la Humanidad. El poseerá 6 medios a su disposición: caridad, buena conducta, energía, meditación, sabiduría teórica y prudencia práctica.

Pero, el Arhat gana ante todo su salvación por el éxtasis místico, dejando detrás de él: el deseo, el pensamiento, la alegría y aún el bienestar espiritual; él debe conocer también los 4 Infinitos: el del espacio, el de la conciencia, el de la región donde nada existe, en fin, el de la región donde no hay más percepción ni aún ausencia de percepción.



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Ese “éxtasis”, llamado a veces “trance” o “concentración”, no tiene equivalente sino en sánscrito con el término “Samadhi”, correspondiente más o menos al término griego “Synthesis”. Ese estado no da acceso directamente al Nirvana, ya que para ello el sí debe ser total y definitivamente olvidado. Mientras que en la experiencia del Samadhi, el “Sí” se encuentra suspendido (sólo el calor y los latidos del corazón indican que el asceta vive todavía).

Sin embargo, antes de llegar a ese estadio final de perfeccionamiento, el Boddhisattva debe primero practicar los diez Paramis para alcanzar el estado “Boddhi” (iluminación), que es el último fin en la búsqueda Suprema.

Esos Paramis (Perfecciones) o cualidades requeridas (en lengua pali) son: Dana o generosidad; Sila o buena conducta; Panna o saber; Nekkhamma, renunciación; Viriya o energía; Khanti, paciencia; Sacca o plenitud de verdad; Adhitthana o determinación; Upekkha, serenidad (ese nombre proviene del término pali compuesto de upa = justicia, o proveniente de yuttito = rectitud y de ikkha = ver o discernir, ver justo, pues, discernir parcialmente) y en fin, Metta, la bondad de amor en el sentido practicado por los Boddhisattvas, que se encuentran siempre en el olvido de ellos mismos12.

Estas virtudes son cultivadas con compasión (Karuna), guiadas por la razón y dominadas por el desligamiento de las ganancias de este mundo. Los Devotos deben de inmediato practicar también los tres Cariyas.

Cariya es el modo de conducta, la línea de vida, además de los 10 Paramis. Por ejemplo: Buddhicariya, que se resume en hacer el bien con conocimiento y sin mirar a su propio desarrollo espiritual; “Natyatthacariya” cuando se trata de trabajar por el mejoramiento de su medio ambiente y, en fin, “Lokatthacariya” que consiste en trabajar por la dicha y el bien del mundo entero.



Antes de proseguir más adelante con los detalles del método budista, detengámonos un instante sobre la evolución del sistema.

En el siglo sexto, antes de la era cristiana, la India se presentaba con una religión que había sido pura quizás, pero que se encontraba entonces, si bien no decadente, al menos con una eficacia mediocre. Toda la actividad se concentraba sobre un universo muy limitado y la ignorancia del pueblo se encontraba bien mantenida por una parte, a causa de ese fatalismo oriental, y por la otra, debido a la superioridad religiosa que mantenía tan bien la división de las castas.

Fue entonces cuando, en la frontera nepalesa (a 150 kilómetros al Norte de Benarés), se produjo un evento que había de revolucionar toda la espiritualidad del Oriente e influir aún en las filosofías occidentales.

Aquel que sería conocido más tarde no como un “Buda”, sino como El Buda, nació en Lumbini, alcanzó su iluminación en Bodh Gaya, predicó su primer Sermón en Sarnath y murió en Kushingar en el 483 antes de la era cristiana.

El Profeta Asita predijo toda la vida del niño que convertiría el mundo al nuevo evangelio.

Se sabe que Menandro (Milanda), príncipe Griego, se convirtió al budismo.

Los Kuchanas, venidos del Asia Central y de la China, convirtieron igualmente, a sus Emperadores y al Imperio Kuchana, que reemplazó en el primer siglo de la Era cristiana a los reinos Griegos, y que ha influido, en algo, sin duda, sobre la evolución filosófica de Europa.

A la muerte de Buda, se levantaron discusiones a propósito de la conservación de sus cenizas; varios Reyes reclamaron el derecho, pero un Sabio liquidó las protestas al declarar que los restos del Perfecto serían divididos entre ocho (Los 8 Rayos de la Rueda de la Ley y la Noble Vía de la Virtud: vista justa, aspiraciones justas, palabras justas, acciones justas, vía justa, esfuerzo justo, atención justa y contemplación justa).

Las Cenizas fueron depositadas pues, en 8 Stupas (o Pagodas).

Un Stupa es un santuario edificado en forma de amplia cúpula, sobre una plataforma coronada de una sombrilla estilizada (símbolo de realeza).

Las Stupas (llamadas también Chortens en Asia Central) son las tumbas budistas. Esa especie de monumentos puede llegar hasta los treinta metros de altura. La base cúbica está montada sobre varios escalones (símbolo de la tierra). Arriba de ese zócalo: una parte en forma de pastel redondo (representa el elemento agua); después un huso en “paso de tornillo” está generalmente pintado en rojo (el fuego). El conjunto se termina en una bola o especie de aceituna alargada (el elemento aire). Algunas sobresalen de las rutas en tal forma que resultan construcciones importantes (como en el Tíbet, en China y aún en la India). En la parte cúbica hay una apertura (un postigo pintado en rojo: la ciera) por la cual se hacen pasar los conos funerarios que contienen las cenizas de los cuerpos quemados mezcladas a la tierra y a la cebada13.

Se cuenta que el Emperador Azoka dividió todavía las reliquias de Buda y construyó para abrigarlas 84.000 nuevos Mausoleos.

Si bien varios Budas precedieron a Siddharta Gautama, sin embargo, no se encontraron realmente en la época precisa para operar la revolución espiritual que supo hacer Sakhyamuni. Pero el momento fue propicio para ese hijo del Rey Suddhodara de quien el vidente hindú había dicho: “El podrá ser Emperador, pero él no consentirá en reinar, ya que él seguirá la disciplina ascética y será Buda”.

Para el espíritu hindú fue Brahma mismo quien había establecido el orden y se sentía incapaz de reaccionar contra esa voluntad divina. Los Sacerdotes habían preservado bien la idea de que era del sacrificio de Purusha que habían emanado esas diversas castas: de la cabeza: los Brahmanes; del pecho: los Kshatriyas; de los muslos: los Vaisyas, y de los pies: los Sudras.



Después de haber sido educado por su tía (Mahaprajapati, que se convirtió en la segunda mujer del Rey Suddhodara) y de haberse casado con su prima (Yasodhara, que tuvo un hijo de Siddharta, llamado Rahula), el joven Gautama dejó su familia a los 29 años para seguir la vida de asceta y se convirtió en discípulo de Alara Kalama y Uddaka-Ramaputta; en fin, él se retiró con sus cinco discípulos a Uruvela, pero fue en Bodh-Gaya que El se convirtió verdaderamente en un Buda. Tres meses después de su primer sermón, El poseía ya 60 discípulos, comprendido el bienamado Ananda, su compañero de viaje, el cual se encontraría a su lado en los últimos momentos.

Sin embargo, el discípulo más activo fue, sin duda alguna, Sariputta (hijo de Sari) al que uno llama a veces Upatissa, él fue uno de los primeros, con Moggallana en venerar a Buda.

Sariputta había nacido en una familia de Brahmanes y entró desde temprano en la vida religiosa, bajo la dirección de Sanjaya (asceta muy escéptico en el género de los Cínicos Griegos); pero desde que él escuchó al Buda, dejó todo para seguirlo y no tardó él mismo en obtener la Iluminación.

Se le considera como el “General de la Ley” (se le atribuye el “Sangiti-Paryana Pada”) y fue él quien organizó verdaderamente el movimiento; por otra parte, será considerado por algunos como una especie de segundo fundador. Se dice todavía por ello “Escuela de Sariputta” o “Antigua Escuela de la Sabiduría” (El insistió mucho sobre las más altas de las 5 virtudes cardinales: Sabiduría – Fe – Vigor – Presencia del Espíritu – Concentración).

Pero una “Nueva Escuela de la Sabiduría” fue rápidamente organizada, residiendo todo primeramente en el “Triratna” (fórmula de las 3 Joyas),14 pero el Budismo se encontraba en plena evolución con cada uno buscando su Vía, según su propia inclinación. Los métodos eran ya diferentes para los 3 Discípulos directos del Buda: Ananda se proponía la Vía de la devoción, Sariputta aquella de la Sabiduría y Moggallana la Vía del Conocimiento para alcanzar el Magisterio.

La vía del conocimiento (Jnanakanda)15 pedía obras que el común de los hombres era incapaz de realizar y la Sabiduría de la Antigua Escuela era una virtud que el laico tenía muchas dificultades de alcanzar, y por ello se debían reducir a la Fe.

Esa Vía de la Devoción fue abierta por el primo de Gautama, el discípulo Ananda, aquel que “amaba” a su Maestro. Ese camino del Amor (Bhakti) fue facilitado todavía por los “Mahasanghika” (Asamblea fundada por el monje Mahadeva).



Según el “Bhagavad-Gita” (Canto del Bienaventurado), esa Biblia de los hindúes, existiría un camino devocional preparatorio (Bhakti) y una suprema devoción (Para-Bhakti). Entre los 4 tipos de hombres que rinden culto a Dios (aquel que está en apuro, aquel que busca el beneficio, el curioso del conocimiento y el Sabio), los tres primeros se encuentran en la categoría de la Bhakti y, por último están los que persiguen la Para-Bhakti. (La Para-Bhakti no está basada en ceremonias, dogmas o circunstancias exteriores, sino que proviene de una condición de experiencias internas y es solamente después de la Iluminación, que puede venir esa aspiración Superior).

Después de la muerte del Buda, el budismo de la Fe se contentaba con concepciones accesibles a la comprensión de los simples y de ahí provienen las reglas fáciles; en una palabra: una especie de “bhakti” para el hombre de la calle (vida pura, homenaje al Buda y a los Boddhisattvas, compasión para el mundo, meditación y concentración, Mantras)16.

El Budismo iba a entrar, sin embargo, en la Historia y esto, sobre todo gracias al rey Azoka, quien fue un benefactor no solamente para el Budismo, sino aún para la sociedad entera de la India.

Numerosos críticos han acusado a Azoka, pero sus hazañas guerreras pueden ser borradas por la santidad que lo caracterizó después. Azoka Piyadasi (nieto de Chandra-Gupta, fundador de la dinastía de los Mauryas) subió al trono en 273 y puso fin a todas las rivalidades y conflictos (él reinaba sobre las tres cuartas partes de la India). El griego Tolomeo Filadelfo había venido de Egipto a Patna y declaraba que el Rey Azoka “tenía el arte de decir una cosa y de pensar otra”, pero no debe perderse de vista el arrepentimiento de Azoka cuando éste se revistió de la túnica de monje para ir a meditar bajo el árbol sagrado de Bodh-Gaya. Después de haber seguido la regla de los novicios y hecho el peregrinaje de los 156 días, el Rey empezó a elevar estelas y a hacer grabar las piedras para conmemorar todas las etapas de la evolución del budismo. Fundó escuelas, hospitales, monasterios, hizo elevar stupas, etc. Fueron enviados monjes al Asia Menor y hasta la Galia y la Gran Bretaña. Los primeros cristianos de Siria tuvieron conocimiento igualmente del Buda y la Iglesia canonizó al mismo Buda bajo el nombre de Josaphat (del persa “Budasi”, “Budsaif” = Boddhisattva).

El primer concilio budista tuvo lugar en el 473 antes de nuestra Era en Rajagriha y se estatuyó en la “Tripitaka” (Triple Canasto, que comprende: los Sutras o enseñanzas directas del Buda, el Vinaya o disciplina monástica, el Kacyapa o libro metafísico que se convertirá más tarde en el Matrika). El segundo Concilio tuvo lugar diez años más tarde en Vaishali y completó el primero, estableciendo también una resolución sobre los problemas materiales de la Comunidad.

El Concilio tenido en 253 en Pataliputra fue presidido por el Rey Azoka y se tomaron medidas para difundir el Budismo con más fuerza espiritual y material. (El Buda no había nombrado sucesor. A fin de respetar la repulsa del Maestro, no hubo pues Jefe Espiritual que haya podido ser propuesto).



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En fin, poco a poco se forman las dos corrientes del Budismo, que se reparten, en general, el Norte (Tíbet, Mongolia, China) para el Gran Vehículo (Mahayana) y el Sur (Siam, Birmania, Ceilán) para el Pequeño Vehículo (Hinayana).

El Canon Budista en su forma primitiva es casi imposible de reconstituir, ningún documento indiscutible que datara de la misma época del Buda puede ser reconocido como auténtico.

Parece ser que durante los primeros siglos, la enseñanza fue únicamente oral, a pesar de que existían algunos textos en sánscrito; pero han desaparecido en su gran mayoría y cuando Mahindra (hijo de Azoka) vino a Ceilán para fundar un monasterio fue que los monjes redactaron el “Tripitaka”, en lengua Pali.

Los 3 Cestos” (llamados más poéticamente “El Triple Canasto”) son los tres grupos de enseñanza de la ética primaria de la versión Pali, que es la base del Hinayana o Theravada. Esa “Vía de los Ancianos” (el “Theravada”) es la escuela del pensamiento formal, rígido y casi materialista, que quedó inalterada y rígida después de sus orígenes, mientras que los Mahayanistas han respetado menos “la letra” y han tratado de interpretar la enseñanza con el Espíritu.

La colección actual completa de las Escrituras de ese Canon Pali de Ceilán está compuesta de 50 libros (14.804 páginas).

Los “Tipitakas” (o Tripitaka) están constituidos por una primera parte que da las reglas a seguir, las disciplinas a respetar; una segunda parte trata de los sermones y de los comentarios y una tercera parte expone la filosofía.

La primera parte del “Vinaya”, que está sobre todo reservada a la disciplina monacal, contiene el “Patimokkha” que es, principalmente, un formulario de confesión: él enumera los 227 mandamientos. Se ha dicho que los estatutos del Patimokkha deben ser tenidos en secreto17; por otra parte, el “Vinaya” (vol. III, Pág. 219) hace mención de una enseñanza esotérica en el Budismo. Los “Kandala” (20 tratados que forman parte del Vinaya) detallan las prescripciones materiales de admisión, de cuidados, de vida, etc.18

La segunda parte o “Sutta” trata de las cuestiones religiosas en general. Esa “Canasta del Sermón” está formada por cuatro colecciones de diálogos (“Nikaya”) y es la ética formulada por Gautama el Buda. Se discuten los 33 puntos de santidad tratando del valor de 1, de 2, etc. y todo aquello que toca al organismo humano. Se agrega esa antología llamada “Dhammapada” (El Arte de vivir bien), igualmente el “Udana” (palabras extáticas) y el “Terighatha” (canto de los Ancianos) y, finalmente los “Djatakas” (nacimientos) ese importante documento sobre los Arquetipos, los mitos y las leyendas populares.

La tercera parte o “Abhidhamma” (Doctrina prolongada) que es enteramente psicológica.19

En fin, otros tratados vinieron más tarde a aumentar la colección, y hasta el siglo V de nuestra Era, numerosos sabios han querido agregar sus interpretaciones. Entre los más eruditos es preciso citar al filósofo Buddhagosa (el evangelizador de Birmania) que en el año 450 redactó para los monasterios cingaleses de Gauthakara el “Visuddhi Marga” (Vía de la Pureza).

El Budismo difiere de lo que uno nombra generalmente como religión, en el sentido de que no hay sacramento ni fórmula capaz de conferir la cualidad de budista y que el laico no está menos calificado, en ese sentido, que el monje. Por otra parte, no existe ningún ritual, propiamente hablando. Todo reside, sobre todo, en la práctica de las virtudes, pero no en una aceptación de dogmas, lo cual hace decir a Silvain Levi: “Uno asiste a ese espectáculo, contradictorio como la vida y en armonía con ella, de una religión fundada sobre la nada y que lleva al paroxismo las virtudes prácticas”.

El religioso ordenado no ejerce ningún sacerdocio y se diferencia simplemente del laico porque se encuentra más avanzado en el camino de la Salvación.

Sin embargo, el Buda se consagró (sobre todo en los últimos años de su vida terrestre) a la organización de la vida monástica. El prescribió reglas, pero insistió principalmente en la orientación del pensamiento: éste está clasificado en “kusula” (actos benéficos) y en “akusula” (actos maléficos)

El monje no tiene por qué preocuparse de los dogmas; él actúa en completa libertad y sus actos son la expresión de su pensamiento, lo cual corresponde a su actitud interior y de ahí un fervor natural en sus convicciones.

El Buda recordaba que la vocación religiosa está abierta a los hombres de todos los nacimientos y que su doctrina es valedera para la humanidad entera.

Hay dos cosas, oh discípulos, que conviene evitar. Una vida de placeres: eso es bajo y vano. Una vida de mortificaciones: eso es inútil y vano”.

Sin embargo, otras indicaciones como: vivir fuera de la ciudad, acostarse sobre el lado derecho, no comer glotonamente y no hablar con la boca llena, así como guardarse de bizquear sobre los alimentos del vecino, son muy ricas lecciones en enseñanzas humanas.

Durante la fiesta de ordenación de un Bonzo, se verá insistir a los amigos del neófito para que éste no deje los placeres de la vida y después de haber sufrido los interrogatorios de un monje, el nuevo entrante en la Comunidad se desprenderá de sus cabellos con la navaja, será regado con agua lustral y recibirá sus tres vestidos, así como sus objetos personales. Después de una plegaria el nuevo monje esparcirá una escudilla de agua pura por tierra y escuchará enseguida las “Ciento Ocho Puertas evidentes de la Ley”, cuya lectura será hecha por un Anciano. A partir de ese momento, se encontrará bajo la triple regla monástica: ninguna posesión, la no-violencia y el celibato.

El monje posee en todo, nueve objetos: tres piezas de vestidos, el cinto, hilo y aguja, una navaja, un filtro, un abanico, la taza y la Patta (marmita de madera). La taza para limosna es un símbolo de soberanía, ya que el monje no pide, sino que ofrece la posibilidad a los fieles de hacer una buena acción y de progresar así, mediante una gran virtud. Dos horas después de la salida del sol, él partirá en busca de su subsistencia, de su única comida del día (entre 9 y 10 de la mañana generalmente), ya que durante el mediodía sólo la bebida le será autorizada.

La no-violencia debe ser respetada tanto en pensamiento como en acto y, naturalmente, el monje budista no come nada de animal y se abstiene de todo aquello que ha sido matado para nutrirlo.

El celibato es de rigor dado que es preciso renunciar a la atadura de una mujer y del niño que podría nacer.20 Es fácil comprender que se precisa la entera disposición de las fuerzas psíquicas para la meditación. (Existen también comunidades de monjas las cuales siguen la Regla y se administran ellas mismas, aunque están sumidas a una vigilancia de su moral, por un Abate de una comunidad masculina del paraje).

El Buda ha resumido la Regla práctica en diez Mandamientos (inscritos en el “Patimokkha”): abstenerse de matar, de robar, de actuar con impureza, de mentir, de embriagarse, de comer al mediodía, de interesarse en la danza, la música o el espectáculo, de adornarse o perfumarse, de dormir en camas elevadas y anchas y de recibir dinero. A todo ello es preciso agregar más tarde las 250 prohibiciones.



Como lo indica muy bien Maurice Percheron, en su libro “El Buda”, contrariamente a lo que podría creerse, según su enseñanza, el Perfecto no ha querido formar una Orden contemplativa. Enérgico y militante como un verdadero Kshatriya, el Buda ha querido constituir un cuerpo siempre en acción. Proscribiendo la vida ociosa él ha recomendado el estudio y la práctica para la edificación del prójimo; él no ha querido unir, sin embargo, las comunidades bajo una dirección y rechazó así la idea de darse un sucesor.

En fin, como nada ha podido impedir las diversas interpretaciones de una misma enseñanza, el Budismo debió padecer variaciones sin que, no obstante, la base misma de la doctrina fuera realmente tocada.

Mientras que el Hinayana (Pequeño Vehículo) no concibe las cosas sino basadas sobre hechos históricos, el Mahayana (Gran Vehículo) hace intervenir las discusiones metafísicas. Así, el primero, acepta la evidencia del dolor admitiendo la posibilidad de un remedio y queda pues en la línea primitiva de un rechazo de la especulación teológica y se ata menos al espíritu que a la letra de las primeras redacciones. El segundo, profesa que el hombre no está armado como para que, durante su paso sobre la tierra, pueda salvarse de los renacimientos con el solo método de Gautama y hace resaltar, sobre todo, el espíritu de los textos, pretendiendo hallarse mucho más cerca del pensamiento de Buda.

El Hinayana se ha desarrollado principalmente en la Isla de Ceilán, y tomó su auge más tarde en el Sur de la India, en Birmania, en Siam, en Laos.

En Camboya, el Budismo fue dividido en dos sectas: los “Mohanikyas” que permanecieron fieles a la Tradición antigua (traída del Sur de la India por los Kamvuyas) y los “Thomayuts” de una más severa observación en las prescripciones.

El Mahayana, desarrollándose en el Norte, se ha mezclado poco a poco con diversos sistemas ya existentes, presentándose, pues, rápidamente como una doctrina con diversos métodos.

La literatura sánscrita (del Mahayana) es quizás más difícilmente accesible al espíritu común, que la redactada en pali (del Hinayana). Es preciso citar la “Lalita-Vistara” (biografía de Gautama el Buda), el “Saddhama-Pundarika” (o Loto de la Buena fe) y también esa Obra célebre: el “Mahavastu” que relata el ideal Boddhisattva.



Ya hemos señalado que un Boddhisattva no debe ser necesariamente un budista. El Boddhisattva, o en su forma pali, Bodhisatta (Bodhi, Sabiduría; Satta, Devoto), responde a un ideal que se descompone en tres estadios:

-Mano-Panidhi: que es la resolución mental que hace un devoto, en presencia de un Omnisciente, para convertirse en un Buda en el futuro (esa es la aspiración).

-Vaci-Panidhi: que es la expresión verbal que da un devoto en presencia de un Buda, respecto a su resolución mental, tomada algunos años antes (esa es la expresión).

-Kaya-Panidhi: que es el término técnico en el Budismo para denominar la singular demostración de un devoto quien, después de los dos primeros estadios, ha desarrollado, gradualmente el autosacrificio espiritual hasta el día en que no pudiendo contenerse más, demuestra su celo ardiente por medio de un acto ejemplar (es la nominación).

El Boddhisattva que ha dominado completamente los 10 Paramis y practicado las Cariyas: renace bajo la forma de un Sammasam-Buda (Uno completamente Iluminado).

El Sammasam-Buda es un Buda Universal que enseña al Mundo, mientras que el Pacekka-Buda es un Buda individual. La Sammasam-Bodhi es la Iluminación de un Ser Perfecto que conoce completamente el Dhamma por su propia voluntad y Sabiduría, y por Amor expone esa Doctrina a los buscadores de la Paz para salvarlos de ese ciclo de nacimientos y muertes.

La “Pacekka-Bodhi” es la iluminación ganada por una persona evolucionada y que es el resultado de su esfuerzo individual. Es una iluminación independiente que toma el nombre de Buda-Privado (Pacekka).

Así, con el fin de seguir la enseñanza de Gautama que decía “una vez liberado, libera a los otros” (“llegado a una ribera, haz venir a los otros”), los Budistas (del Norte en particular), no se contentan más con ser un Santo (Arhat), sino que quieren, aún, convertirse en Boddhisattvas y regresar a la tierra para ocuparse de la salvación de los hombres y alcanzar así el estado de Buda.

El Buda inicial habría sido Adhibuda, el Eterno, y Gautama sería el 25to.

Los Dhyani-Budas (llamados a veces los Dhyans-Chohans) son seres con Conciencia Cósmica. Para esa suma total de perfección humana, suministrada por seres de un Manvattara21 anterior, han llegado los 7 Espíritus Planetarios.

Esos Jinas (Victoriosos) son también los guardianes de los puntos cardinales.

En el Dharmakaya (Esencia Trascendente) cinco Dhyani-Budas (Budas de meditación) han entrado en el Nirvana y no tienen ninguna atadura más con el mundo, por lo cual ellos se desdoblan en un “sambhogakaya” (cuerpo de beatitud) o mejor aún, por el mediador que uno llama Boddhisattva que, en forma humana, puede redescender sobre la tierra.

Ese “Cuerpo de Transformación” es llamado: Nirmanakaya y califica al Ser que ha alcanzado los Planos Superiores por una evolución debida a una serie de existencias y que no ha querido usar de su Alta Situación a fin de ser, mediante una expiación inmerecida, más útil aún a sus hermanos en la humanidad y ayudarlos a rescatar sus faltas.

Así, por ejemplo, el Dhyani-Buda Amithaba22 tiene como “Sambhogakaya” al Boddhisattva Avalokiteshvara23 que ha delegado en la tierra su “Nirmanakaya” en la persona de Siddharta Gautama.



El pequeño vehículo (Hinayana, llamado a veces “Camino Imperfecto”), acusa rápidamente al Mahayana de haberse separado de las virtudes austeras. El Pandit Haraprasad Castri ha hecho interesantes paralelos entre los dos Vehículos. La primera Escuela, dice él, es aquella que comienza las operaciones meritorias de los actos, para la absorción y el control del Alma Única; la segunda trabaja en ese perfeccionamiento pero por el bien de los otros.

El Gran Vehículo (Mahayana, o aún “Camino del Medio”; “maha” -inmenso y “yana”- medio de salvación) acusa al Hinayana de falta de idealismo. Se pretende a menudo que fue con Kanicha que el budismo tomó una nueva forma.

Kanicha, conquistador de la tribu de Kuchana, extendió su dominio hasta la India septentrional e inauguró numerosos templos al culto de Buda; su nombre se tornó rápidamente popular hacia el año 100 antes de nuestra Era y adquirió un carácter épico a través de toda el Asia. Es más justo decir que el Fundador del Gran Vehículo Budista es un desconocido; sólo uno de sus promotores como Nagarjuna puede ser contado como uno de sus mejores vulgarizadores.

Célebre monje cuyo nombre está ligado al Mahayana, Nagarjuna (XIIIero. Patriarca), estudió en la Universidad de Nalanda (sede de la teología budista y muy célebre en el segundo siglo). El sostuvo haber descubierto el “Prajna-Paramita”; esos “Elementos Trascendentales de la Sabiduría” serían los escritos auténticos que Gautama el Buda habría confiado a los Nagas24 y que Nagarjuna habría encontrado en una gruta. Nagarjuna puede ser calificado de San Pablo oriental; él elevó las palabras más arriba del trabajo para llegar a la salvación como una ortodoxia.

La “prajna” es una Pre-Sabiduría, la facultad que poseemos y podemos desarrollar para recibir la Iluminación. Para tener un concepto científico se podría evocar el geotropismo y el fototropismo de un grano que, durante la germinación, orientará la raicilla hacia la tierra y el tallito hacia la luz. El Mahayana ha concretizado así una mística sin intervención divina. La mística, consecuencia del ascetismo, es la única que permite captar lo Inasequible. Esa noción no puede ser adquirida sino por realizaciones sucesivas mientras es permitido comprender que todo aquello que depende de una causa no tiene realidad sino en función de las relaciones con las cosas o los seres diferentes a ellas.

Así, la imagen que vemos de nosotros mismos delante del espejo es una proyección de nuestra persona, desprovista de existencia independiente. Y ese espejo no puede, por otra parte, tomar conocimiento de sí mismo. Jamás hemos podido concebir tampoco un ojo que pueda mirarse a sí mismo: aquel que él percibe en un espejo, no es él.

Esa idea del “maya” (espejismo, ilusión) ha sido ya suficientemente desarrollada y más vale insistir sobre el elemento de la Conciencia que el Buda enseñaba a sus discípulos como el sexto elemento (después de la tierra, el agua, el fuego, el aire y el éter) y que establece la relación entre dos existencias sucesivas.

Ese Vijnayadathu puede ser comparado, según Bacot, a una llama que, apenas extinguida, puede, por su calor restante, alumbrar una nueva llama. (El calor es causa; a su vez el efecto es causa).

Ese elemento, si él desaparece delante del Conocimiento por la Iluminación pero no fuera de la muerte, fue ilustrado en las “Pláticas de Milinda”, cuando Nagasena pronuncia: “Cuando la luz ha sido extinguida después de que el escribano ha escrito una carta, la carta subsiste. Asimismo, desaparecida la Sabiduría, los conocimientos, que ella ha suscitado, persisten”.

Ese Elemento de Conciencia (Vijnayadathu) fue reemplazado todavía en el Mahayana, por el elemento de la Conciencia Universal (Alayavijnaya), sin modificar la idea de una continuidad inconsciente.

El gran Ideal budista no es tanto el de suprimir el ciclo de las reencarnaciones en el sentido de los fenómenos de muertes y renacimiento, ya que lo que lo habría caracterizado en la existencia de aquí abajo, lo sería igualmente en las eternidades de la condición divina; es preciso, pues, una inmortalidad independiente del tiempo y del lugar. Lo cual implica que el Nirvana no es la Nada (sin embargo, toda idea de supervivencia consciente sería aún una atadura con la existencia, que impediría la liberación).

El Nirvana (en tibetano: Myang-Hdas) es el Plano en el cual el Espíritu puede ser conducido por el germen de la Divinidad (Alma Superior); es la absorción divina (Atma) en el dominio de la Beatitud. Ese es el Devachan de los Devachans.25

En fin, la Nada no puede ser considerada en el mismo plano que el vacío: la vacuidad (shunyata): es la no-sustancia, no-existencia, realidad relativa. Esa cuestión está tratada largamente en el Prajna-Paramita (la obra tibetana que contiene 8.000 slokas o estancias). El problema del Vacío (Shunya) ha sido muy comentado y los celadores se han hecho llamar los “Shunyavadis”.

Nagarjuna enseña, sobre todo, sobre las bases del Prajna-Paramita (término que significa más o menos: “Llegados más allá de la facultad, aptos a recibir la Iluminación”). Esa facultad (Prajna) se reconoce desde la salida del mundo de los fenómenos, mientras que no hay más dualidad entre el sujeto y el objeto.

Maurice Percheron concluye que: “La Iluminación presenta así un carácter positivo y metafísico, mientras que el Nirvana, por la supresión del sufrimiento y la aflicción, podría ser definido como negativo y afectivo”. Agregando que sólo es valedero el conocimiento de lo realizable y de lo realizado. Realizar el vacío, es pues, descomponer los fenómenos en sus elementos constitutivos, que así se destruirán ellos mismos faltos de ligadura.



Ese “Shunyata” (vacuidad), en relación con el “Nirvana”, fue el objeto de los inicios de grandes teorías, cuyas discusiones se encuentran a la base de la formación de diferentes Escuelas Búdicas. Primero, la “Antigua Escuela de la Sabiduría” había considerado el “Nirvana” como opuesto absoluto a este mundo; más tarde el “Mahayana Antiguo” identificó (en el Prajna-Paramita) el Nirvana y este mundo en una sola realidad absoluta, la vacuidad; por último, la “Nueva Escuela de la Sabiduría” vio la vacuidad como la única realidad valedera, pero ya se perfilaba la teoría de identificar esa vacuidad con el pensamiento y eso marca la aparición de la Yogashara.

La secta Abhisa Mayalankara, que hacia el segundo siglo se consagraba a la explicación del Prajna-Paramita, se encuentra sin duda en el origen de la Yogashara, pero ésta fue fundada sobre todo por Vasubandhu y Asanga.26

Para los Yogasharis no existe nada en el mundo exterior fuera del pensamiento y, así, inclusive el Absoluto es Pensamiento y no hay que buscarlo en ningún objeto sino en el puro sujeto, liberado de todos los objetos. Esa es la demostración del error que existe en considerar toda cosa como separada del Sí (u opuesta al Sí) y ofrecida al examen bajo el aspecto de un objeto. De ahí, esa citación de Asanga: “De la misma manera que uno percibe la falta de objetividad en las imágenes del sueño, una vez que uno se ha despertado, asimismo la falta de objetividad en las percepciones de la vida despierta, es percibida por aquellos que han sido despertados por el Conocimiento de la Verdadera Realidad”.

Mientras que en el Abhidhamma sólo contaban para el propio conocimiento los estados mentales, en el Yogashara, estos eran encarados en sus relaciones con el Cosmos; la salvación universal es aquello que es buscado sobre todo.27

Pero, en realidad, a pesar de esa divergencia, el Budismo prosperaba y se extendía rápidamente más allá de las fronteras de la India, y, ya sea en el Hinayana, el Mahayana, el Tantrismo Tibetano, el Tch’an chino o el Zen japonés, se puede constatar que los hombres (en quienes Gautama Buda ha hecho confianza) no se han separado jamás demasiado del justo medio.

Sin embargo, según el medio en el cual el budismo se desarrollaba, tomaba poco a poco el carácter del lugar y así, principalmente en el Norte (Tíbet, Mongolia, China), la Doctrina fue mezclada a las antiguas prácticas, ya existentes después de milenios. Pero cada vez se trata mucho más de un modo de doctrina (una especie de método) que de un sistema independiente. La Yoga Antigua debía tomar, igualmente, un lugar en el budismo, después de que el monje Asanga la había introducido también en el Dhamma (Ley), insistiendo sobre esa necesidad del dominio del cuerpo que había permitido al Buda entrar en la Unión (Yug) con el Universo, que se presentaba en una espléndida Revelación.

El Tantrismo (ya definido en uno de nuestros fascículos precedentes) es una forma de la Yoga basada sobre la fuerza; es un sistema de conocimiento, como la Qabbalah, que registra las analogías y las correspondencias, es una práctica de Alta Magia (Teurgia). Ese sistema, desenvuelto sobre todo en el Tíbet, es una Vía peligrosa que requiere un enorme saber.

Son los Tantras,28 consagrados a la adoración de Shiva en la India, que, al aportar la noción de un Eterno increado y Primordial, dieron base a esa enseñanza que se fusionó con el Lamaísmo Tibetano.

Hacia el siglo sexto de nuestra Era, el Budismo, seriamente influido del misticismo del culto Shivaista,29 se presentó bajo una nueva forma, en la cual era fácil sentir toda la influencia Brahmánica. Como el Absoluto y el Saber perfecto, la compasión salvadora y la Sabiduría intuitiva, no pueden nada una sin la otra: exactamente como el hombre y la mujer no pueden crear sino en unión de sus substancias, una forma femenina interviene en la doctrina.

Ya en la Yoga, esa forma femenina está caracterizada por la energía activa materializada por la Shakti y desde entonces se ha podido ver a los Boddhisattvas acompañados de hermanas y esposas. En el Tíbet, los estatutos de Yi-Dam (Defensores de la Fe) son casi siempre representados en unión con su Shakti.

El budismo Yogi-tántrico (llamado erróneamente lamaísmo) fue introducido en el Tíbet por las dos esposas del Rey S’rong T’san Gampo y hoy día son honradas como Tara Verde y Tara Blanca, protectoras del Tíbet.

Pero, es con el Yoghi Padma Sambhava (nacido del Loto) que el Lamaísmo tomó forma verdaderamente. Es en el 747 que viniendo de Cachemira, ese “Precioso Gurú” fundó una Orden y edificó el primer monasterio sobre las riberas del Brahmaputra. El importó de la India, con el budismo tántrico: la embriaguez deseada y ritual (pre-existente, por otra parte, en el Chamanismo tibetano).

Es preciso mencionar todavía la llegada (hacia el 1031) del monje Atiza, quien pasó por la criba cuidadosamente las enseñanzas de la escrupulosa escolástica del Mahayana. El introdujo el Kalachakra, budismo llamado de “La Rueda del Tiempo”. Jowo Djé Palden Atiza, nacido en Bengala hacia 980 pertenecía a la familia real de Gaur; tornóse religioso y se dirigió al Tíbet como misionero budista. Murió en el Tíbet y su tumba se encuentra en un Monasterio Nyethang (pueblecillo a algunos kilómetros al Sur de Lhassa). Ha dejado un gran número de obras filosóficas.

Es ahora que debemos citar a Marpa el fundador del Kargyutpa (escuela mística de la “Visión Profunda”). Discípulo de Naropa, ese célebre santo tibetano nació en Lhobra pero viajó a través de la India (Naro o Naropa Pandit, Rector de la Universidad de Nalanda, era un discípulo de Tilopa, lama tibetano, precursor de Milarepa).

Santo copulante y terrible, Marpa fue un traductor eminente de las escrituras búdicas y fue el verdadero maestro de Milarepa, ese ermitaño convertido en el Santo más popular del Tíbet. Milarepa o Milaraspa (Mila - vestido de, “raspa” - lienzo), desdeñó las escrituras, vivió como un cínico, desnudo, sin techo y fue mago y poeta.

El culto del “Padre Místico” y de la “Bhakti” llevado hasta la deificación del Maestro, ha dado lugar a la formación de una secta (Karma-Pa), cuya rama es una división de los Kargyutpa (o Karjun-Pa). Los Karma-Pa viven aislados generalmente, se entregan sobre todo a la meditación y radican, a menudo, en pequeñas células dispersas por las montañas.

Millarepa (a quien Marpa llamaba: Mila Dorje Rgyal Mitshan, Mila Trofeo de Diamante) era hijo de Ges-Rab-Rgyal (Trofeo de Sabiduría) y de Myan-Tsha-Dkar-Rgyan (Atavío Blanco); procedía de la tribu de los Kyungpo y ha quedado después del XImo. siglo, como el Gran Santo Tibetano de abnegación ejemplar.

Su ancestro, lama, conoció a Padma Sambhava y el hijo de ese lama ancestral fue Cyose de la tribu Kyungpo, célebre Mago que tuvo un hijo ermitaño y sectario de los Ydams, dotado de un gran poder de la palabra.



* * *



En fin, es preciso esperar al siglo XVI para tener la gran reforma traída por el enérgico monje chino Tsong K’a-Pa, llamado justamente “el Reformador”. Tsong K’a-Pa es el verdadero fundador de la Teocracia Tibetana que adapta el budismo al gobierno temporal; pero es entonces también que comienzan las encarnaciones “lamaicas”, siendo él mismo reconocido como una encarnación de Amita (nombre chino de Buda). El no trajo el lamaísmo a la doctrina pura de Gautama, pero se encargó de efectuar una reforma de disciplina y sobre todo atacó a los Bonetes Rojos, discípulos de Padma Sambhava.

Los “Sakhya-Pa” (Bonetes Rojos) pueden casarse (los religiosos del Alto Clero se consagran a la castidad) y es principalmente por la cuestión del celibato que Tsong K’a-Pa organizó la Orden de los “Observadores del Valor Virtuoso” (Geluk-Pa).

Los Gelupas (bonetes amarillos) son pues, los sectarios reformados, cuyos Lamas reinan actualmente en los principales monasterios y respetan el celibato. Están organizados en la siguiente jerarquía: monjes (Tram-Pa), exaltados (Lamas), superiores (Hutulktu) y, a la cabeza de todos el Dalai-Lama (Autoridad Suprema) y el Pancham-Lama (Jefe Espiritual).

El Tíbet, que ha vivido con su Ética durante varios milenios,30 ha requerido doce siglos31 para aceptar la doctrina de Gautama, más ocho siglos32 para reorganizarse sobre las nuevas bases; la gran reforma práctica no existió sino cuatro siglos más tarde para llegar al final del reinado teocrático, cuya vía había sido preparada por Tsong K’a-Pa.33

No debe creerse que el Reformador Tsong-K’a-Pa atacó a los Bonetes Rojos únicamente para echar fuera a las esposas de los monjes casados, sino que, con la fundación de la Orden de los Bonetes Amarillos, él deseaba purificar el budismo lamaico.

La cuestión del Ser Supremo oponía ya a los dos movimientos, ya que para los Sakhya-Pa dicho Ser sería Vayrocana, mientras que los Geluk-Pa lo conciben como el doble espiritual de Akshobya (Vajradhara = la corriente del Rayo).

Para el budismo Yogi-Tántrico tibetano, el Universo suprahumano está compuesto de siete pisos en la cima de los cuales reina el Único, el Addi-Buda, que significa Sabiduría Primordial y que sería creado por su Pensamiento. Se le asimila a menudo a la Amithaba (Sabiduría Abstracta).

Vienen después los Jinas (representados a menudo por los Dhyani-Budas, esos 5 Budas de meditación que uno encuentra en las ilustraciones orientales)

Esos “Regentes del Espacio y del Tiempo” (Jinas) tienen la guarda del mundo y son cinco, como los sentidos, los colores, las virtudes y los puntos cardinales (siempre según la concepción de la Antigua India Védica).

Es primero: Vayrocana, el Guardián del Centro, reinando en el cenit; es el Buda predicador y resplandeciente que anuncia a “Maitreya”34.

Al Norte: el verde Amogasiddhi (el Incorruptible), es el Buda abrigado por Mucilinda (Rey de los Nagas policéfalos, serpientes con varias cabezas).

Al Sur: Ratnasambhava, todo dorado, que es el Buda nacido como una gema en el seno de otra gema inmaculada y cuyo gesto es aquel del don.

Al Este: Akshobya (el Inamovible) ese es el Buda Anciano (el Vencedor de Mara).35

En fin, velando sobre el Oeste, el rojo Amithaba (luz infinita) representa al Buda sumergido en la meditación y evoca la claridad sin límite que se expande en el Universo a la Iluminación.

Por encima de éstos y controlándolos está Vajrasattva (el Alma Universal) que es la esencia de Addibuda: esa Suprema Inteligencia está situada sobre el punto central y se presenta coronada saliendo de un loto en medio de una llama y teniendo a la mano derecha el “Vajra” (Rayo-Diamante).

Además de la reliquia de los Jinas, ellos poseen también un reflejo espiritual creador (hijo espiritual que se encarna en materia humana) y es preciso agregar todavía los dobles femeninos de esos Dhyanibudas (igualmente Beduriya con sus 7 Tataghatas y los 35 Budas de confesión); pero todos esos elementos están reunidos en el Boddhisattva cuando él deja el Empíreo para venir sobre la tierra a cumplir su obra salvadora.

El primer Buda venido sobre la tierra sería el Iluminador, Dvrankara (salido de Vayrocana), pero es preciso aclararlo bien: cada ser humano está considerado como un embrión de Buda, ya que en cada ser se halla una calidad absoluta (Tataghata) que debe desembarazar de toda impureza.

Los Boddhisattvas se encuentran, pues, en el quinto grado con las Tara36 y Manjusri (la Voz Dulce), la encarnación de la Sabiduría, Marici, la Esposa de Yama (rey de los Infiernos). En los cuatro pisos inferiores están los Yidams y Dakkini (las furias) persiguiendo a los adversarios del Budismo. La Diosa Lhamo (equivalencia de Durga de la India, la esposa de Shiva). En fin, las 8 Madres implacables, los Nagas engendradores de dioses, los genios Yakshas, los espíritus Rakshas y toda la muchedumbre invisible. Pero es preciso tener en cuenta, sobre todo, que todas esas entidades, desde los Jinas hasta los más bajos elementos, no son sino visiones particulares de un Inconcebible cuya sola Iluminación permite percibir la unidad en la diversidad de su totalidad (M. Percheron). En efecto, en la base de todo eso se encuentra el Maya, el espejismo, la Ilusión.



El budismo introducido en el Tíbet no ha encontrado jamás su aplicación según la pura enseñanza de Gautama: el antiguo sistema tántrico siempre ha persistido.

El Tantrismo había dado lugar a una literatura abundante, pero poco conocida en nuestros días. El es aplicado según que la importancia sea consagrada al principio varonil bajo la forma llamada de la “Mano Derecha”, que es la Escuela de los Secretos, o según que se apoye en el principio femenino en la forma llamada de la “Mano Izquierda”, que es la Vía del Diamante-Rayo.

Puesto que todo es “maya”, sólo los métodos mágicos del Tantra pueden explorar el Universo. Eso no significa que las cosas no existan, pero son diferentes de como nosotros CREEMOS que son. Así, los monjes se perfeccionan para alcanzar los poderes mágicos (los 8 “Siddhis” de la Yoga); de ahí, esas posibilidades de leer el pensamiento de los otros (Prakamya), de ver y oír a distancia (Prapti), de cambiar de forma (Anima y Garima), etc.



* * *



El “Mahamudra” (Tratado del Gran Símbolo) establece ampliamente la técnica de las respiraciones y de las visiones. Ahí el budismo se reúne casi enteramente al sistema Yoga. Con el fin de no repetir explicaciones ya dadas muchas veces37 sobre ese método, tomaremos algunos párrafos del libro “El Buda” (Colección “Maîtres Spirituels” de las “Editions du Seuil”).

Los procedimientos físicos son necesarios, en efecto, a pesar de que sean rechazados por los ortodoxos puros, que estiman que ellos alejan de la espiritualidad. Para los budistas tántricos, el cuerpo no solamente no deberá ser un obstáculo a la contemplación, sino que deberá hallarse en perfecto estado de salud y participar en el esfuerzo de liberación. Recurren para lograrlo a la milenaria experiencia de los Yoghis: posición sentada, piernas cruzadas con las plantas de los pies vueltas hacia arriba. La lengua se encuentra doblada hacia atrás, la punta tocando el paladar, los ojos fijos en la punta de la nariz. Los heterodoxos pretenden poseer, además, la independencia de los dos pulmones y dominar las 670 fibras lisas de los músculos.

La respiración tiene una gran importancia para condicionar la atención: un ritmo adecuado provoca la flexibilidad de las facultades conscientes, crea un estado psíquico particular. El soplido (Prana) cuyo dominio era largo tiempo aplicado en la antigua Hatha Yoga, es aspirado, retenido, expirado y juega un papel determinante en el libre ejercicio de la imaginación. Los eremitas pretenden que tales ejercicios respiratorios crean una fiebre que les permite resistir las más bajas temperaturas: en efecto, se puede pensar que obtienen así un desajuste del sistema termorregulador. Sin embargo, los ortodoxos del Mahayana no tienen más que desdeño por esos eremitas de cabellos largos que recorren a paso largo, desnudos, las mesetas nevadas del Tíbet.

Pero, el acto ritual, debe reunir el cuerpo a la palabra eficaz (mantra) y al pensamiento (samadhi). La práctica más admitida para obtener el éxtasis es la de llegar a desdoblar el estado de conciencia en pensamiento impreciso y al mismo tiempo en atención a la vez desatada y vigilante, “como vuestros ojos ven vuestro compañero y la ruta”. Se debe detener lo que llamaremos el cinematógrafo del pensamiento y fijar la atención sobre visiones muy elementales al comienzo: geométricas y luminosas. Por la “mirada vuelta hacia el interior”, el meditante es capaz de “comprender” el más mínimo objeto, de identificarse a él. Espacio y tiempo se anulan sin caer por ello en la inconciencia total.

El desdoblamiento no es un instrumento de conocimiento, sino de acción.

Si en ese estado uno examina sin sombra la visión límpida de la vacuidad, ella será llamada: quietud y movimiento combinados, así como el pez evoluciona en el agua sin agitar la superficie… Pero, sea lo que sea, lo que aparezca en esa vacuidad es preciso no creer en ello y dejarlo escapar. No se debe tomar por real su propio espíritu ni el de los otros” (Sri Aurobindo).

Todo un proceso en cuatro puntos debe ser seguido para llegar a la contemplación del vacío de los tres mundos fenomenales: los deseos (kama), las formas (rupa) y lo inmaterial (arupa). No obstante, en ningún momento debe intervenir una volición. Basta comenzar en un punto de partida dependiente del físico: vista, audición, respiración y dejarse ir: la vocación y la imaginación serán suficientes para vaciar el espíritu de todo contenido.

La fijación de la vista en una imagen búdica o un mandala38 y del oído en la sonoridad AUM, conducen a la fijación del ojo del espíritu en el principio de la vacuidad y vence la reación del mundo sobre la conciencia: el egotismo se disuelve. La meditación, privada de todo pensamiento discursivo, controla la imaginación y anula la diferenciación de los fenómenos: lo real verdadero aparece con el apaciguamiento del espíritu. El control de la sensibilidad, la ausencia de deseo y aversiones, llevan a un comportamiento interior conforme con la vacuidad, esencia misma de las cosas. La ruptura de toda atadura con el mundo fenomenal, la independencia en relación con toda causa, da el fruto esperado: el frente a frente con los tres cuerpos del Buda, el conocimiento (Bodhi), en una desnudez que nada puede afectar más.

En la práctica, con la faz hacia sí mismo, el monje asistirá a una espantosa descomposición de sus carnes, hasta el descubrimiento del esqueleto; después a una reconstitución gloriosa que se traduce ordinariamente por la irrupción de miríadas de budas por fuera de cada poro de la piel. Con el oscurecimiento del entendimiento así disipado, el meditante abandona las representaciones groseras provistas todavía de formas y colores para penetrar en un dominio de bienestar y de paz interior. Esas no son más que etapas: es preciso llegar a una indiferencia total por esa dicha etérea, sentir, más que percibir el Universo. Pocos traspasan ese estadio que confiere poderes mágicos extraordinarios. Pero aquellos que al final de ocho descensos en sí mismo, han llegado al éxtasis sin forma en el cual espacio, conciencia y tiempo son ilimitados, esos tendrán abiertas en vida la puerta del No Ser. Si su corazón, preparado por una vida de pureza, se detiene en ese momento, la cadena de los renacimientos para ellos, será rota por siempre.

La liberación no se obtiene de otra manera;

después no hay más transmigración;

estad decididos a convertiros en Buda”.




El budismo, que había tenido que enfrentarse en la India al brahmanismo y, en el Tíbet, al viejo chamanismo, tropezó en China con el culto de los ancestros y en el Japón con el shintoismo (Camino de los Dioses).

A pesar de que parezcan haber penetrado en China muy temprano, las enseñanzas búdicas no tomaron forma directamente, aún los 40 volúmenes de los Sutras mahayánicos traídos de la India por los embajadores de Ming-Ti, no pudieron tocar más que a un grupo selecto.

Más tarde, Ngan-Che-Kao introdujo el culto de Amitabha; pero un poco más tarde la veneración fue hacia Avaloketishvara bajo su forma de Kwan-Yin.

Hacia el 555 la doctrina de Hua-Yen-Tsang (nombre chino del Avatamsaka) fue traída por Paramartha. Es un método que no considera al Nirvana como diferente del mundo y nada puede existir en dualidad, lo cual coloca la existencia en el mismo plano que la no-existencia.

Parece ser que la Yoga, tal como ha sido adoptada por los chinos (el “Hui-Ko”), data del octavo siglo y fue probablemente introducida por Vajrabodhi, el alumno de Nagabodhi, que fue discípulo de Nagarjuna.

No obstante, el budismo tomó forma de religión al comienzo del séptimo siglo, gracias al filósofo-escritor chino Hiuan-Tsang quien hizo el peregrinaje al país de Gautama el Buda y dejó notas interesantes39. Sus estudios en la India le dejaron una profunda fe que se apoyaba sobre las concepciones mágicas que atestiguaban los orígenes del budismo. El fundó la Escuela de Wei-Shi, que recurrió a la dialéctica más sutil para dar cuerpo al Verbo.

Para Hiuan-Tsang: el Absoluto absorbe a todos los Bienaventurados sus iguales; después los hace resurgir de él bajo forma de padres místicos. Es un sistema piramidal o del “Sin Forma”; el ser puede redescender a las regiones donde la Boddhi llega a ser casi material. Esa posibilidad para cada hombre de poder elevarse al Nirvana fue naturalmente muy bien recibida.

Se puede mencionar el tantrismo de la Mano Derecha, venido del Tíbet a China en el siglo VIII; este sistema de Amoghavajra está todavía conservado actualmente (el Mi-T’Sung). Igualmente ocurrió la llegada a China de Attişa en el siglo XI quien depuró el Mahayanismo de los aportes puramente chinos; pero nada pudo detener, sin embargo, la antigua concepción típicamente china que cada vez quedaba más transpuesta en la manera de aceptar el budismo.

La doctrina Wei-Shi de Hiuan-Tsang pasó al Japón (en 712) bajo el nombre de Hosso, pero en el siglo noveno le opuso una cierta resistencia, el Tendai traído de China por el monje Dengyo, a pesar de que de esta última doctrina nacieron varias sectas. Citemos el Shingon predicado por Kobo-Daishi (816) y sobre todo el “Jodo-Shu” (Tierras Puras), y que fue una réplica del Wei-Shi, que fue fundado por el monje disidente del Tendai: Honen Shonin, quien profesaba que la meta es renacer al “Sukhavati” (País de la Pureza); del cual es facilitado el paso hacia el Nirvana. Honen Shonin, llamado a menudo Genku (al final del siglo XII) precisaba: “Demasiado alejados del Maestro, los tiempos han degenerado. Nadie puede entender más convenientemente la profundidad de la sabiduría búdica. Todo aquello de lo que las gentes son capaces todavía, es de un acto de fe en el Buda”.

Del Jodo-Shu, (que permanece como una de las sectas más importantes), una rama fue fundada por Shinran en 1250: el “Shin”. El Monje de la secta Tendai, recibió en meditación el consejo (de Kwannon) de romper sus votos monásticos para desposar a una princesa. Desde entonces los monjes de esa orden se casan (y han abandonado igualmente el régimen vegetariano).

Antiguo sectario del Shingon, Nichiren se alzó contra la adoración del Mahayana y aún de Amida. Ese monje que fundó el “Loto-Sol” profesó que el fiel debe fundirse en un Buda Supremo (inmóvil en el seno del Cielo Universal).

En fin, a pesar de más de 70 sectas, el espíritu búdico reina en el país Nipón (72.000 templos o monasterios) y el Amidismo (culto de Amida) está bien impregnado. Para muchos: una vida pura de intención y la confianza en Amida (Amitabha del Mahayana) basta para obtener la beatitud eterna.



Para terminar digamos todavía una palabra a propósito del “Zen”, del cual hemos ya estudiado las grandes líneas precedentemente (ver Propósito Psicológico I).

La verdadera escuela mística del budismo chino: el “Ch’an”, debe su existencia al gran evangelizador indo: Boddhidharma. Ese monje militante recibió su enseñanza de Panyatara, Patriarca budista del sexto siglo, instructor de rara erudición. La obra sería proseguida por el Pandit Boddhishri.

Boddhidharma (el Brahman con los ojos azules de los pájaros principescos) trajo el “Dhyana” hindú de la Yoga a la China, bajo el nombre de Ch’an, el cual sería introducido más tarde en el Japón bajo el nombre de “Zen”.

Boddhidharma jamás es descrito sonriendo o teniendo un aire dichoso: de talla enorme, con gestos bruscos, sus ojos eran cosa muy extraña. El era naturalmente indiferente a su porte personal, como todos los Patriarcas en ese estado de abnegación indispensable a los verdaderos budistas. Vestido a menudo de una túnica azafrán (la “gerrúa” de los Yoghis-Sannyasis) en tanto que el color verde habría de ser de rigor para los Patriarcas del Zen. Considerando la cosa como demasiado profunda para quedar en el mundo, meditó nueve años en el Monasterio solitario de Shao-Lin vuelto hacia un muro frente al cual permaneció inmóvil, orando.40

El advirtió a sus discípulos acerca de su fin y pasó a examen a: Tau-Fu, Tsung-Chi y Tao-Yuh, pero fue el último quien respondió mejor y a quien él confió su manto verde (insignia de los Patriarcas Zen); se trataba de una cuestión sobre las Leyes a las cuales Hwui-Ko supo satisfacer.

En fin, la doctrina de meditación del Zen salió directamente del Ch’an, que había venido a predicar en China el monje Boddhidharma en el 527. Se trata de profundizar el “yo” y de reencontrar en el fondo del pensamiento: la esencia universal.

El origen del Zen puede ser considerado en el momento mismo en el cual el Buda Gautama recibe su Iluminación, durante la noche en Gaya, en el siglo quinto antes de la era cristiana. Zen es, pues, la palabra japonesa derivada del chino Ch’an-na (en abreviación Ch’an) que es la corrupción del sánscrito Dhyana. Zen es un sistema de vida (en uso particularmente en China y en el Japón) y se encuentra en las comunidades monásticas en las cuales el maestro con sus discípulos trabajan para la cultura de los campos y el cuidado del Monasterio, al mismo tiempo que para la evolución espiritual. Es el Mensaje secreto trasmitido de labio a oído, mientras que los seguidores del Buda se han dividido en sectas a causa de las interpretaciones diversas y sobre todo de las traducciones múltiples de los textos.

En el Zen no hay dualismo (Cielo y Tierra, Hombre y Dios, material y espiritual, natural y sobrenatural, etc.).

Se llama Za-Zen la técnica de meditación en el sistema Zen. Después del dominio del pensamiento por los ejercicios de los Kouans, los discípulos preservan sus energías nerviosas por ese método cuyos elementos son derivados de la Yoga. En los Zendo (Monasterio Zen) los discípulos vienen voluntariamente cerca del Maestro que los recibe para aconsejarlos y ver si el monje ha progresado con sus Kouans (ese acto se llama el “San-Zen” que corresponde a una especie de entrevista). El Maestro Zen, Pai-Chang (en japonés Hyakujo) fue el fundador de las comunidades y fue el que estableció las reglas y preceptos de la vida monástica (muerto en 814). (Todas esas reglas, con las Leyes, son definidas en la obra “Pai-Chang-Ching-Kuei”).

Se llama Semmon-Dojo el vestíbulo de meditación donde practican los Za-Zen. El Kouan ese principio del budismo Zen es un factor primordial del sistema. Hay 1.700 Kouans, pero no son todos necesarios para la completa comprensión del método; sin embargo, es muy raro que uno solo sea suficiente para el término final del Satori. El Kouan es la medida del Satori (como el Satori es la medida del Zen). Kouan significa textualmente “documento público”, pero en realidad es la forma de un problema basado sobre las acciones y las palabras de Maestros famosos. Esas son las actitudes que se deben tomar para REALIZAR; esos Kouans provocan siempre en el discípulo una especie de dilema, planteándole generalmente una preferencia entre dos alternativas cada una igualmente imposible. Así, cada Kouan refleja el KOUAN gigante de la Vida.

El Satori es el factor indispensable para el cumplimiento del Zen. Es la experiencia repentina, descrita a veces como un “pasar más allá” del espíritu. Puede comprenderse como un abandono de falsas ideas de posesión. El Satori es la medida del Zen (así como el Kouan es la medida del Satori). Hay varios grados de Satori y para alcanzar los más altos es preciso trabajar con varios Kouans.

Por último, es preciso citar al monje Eisai quien, a su regreso de China (hacia el 1190), introdujo el Zen en el Monasterio de Shojukuji en Hakata, en el Japón, así como al monje Dogen quien al inicio del siglo trece, después de una estancia en China igualmente, regresó como propagandista ardiente de la doctrina Zen con una reforma, de ahí el nombre que le dio a su nueva secta: el Sodo.

Digamos para terminar que el conjunto de todas esas doctrinas está basado sobre el Antiguo Sistema Yoga, y la disciplina Zen, en particular, es practicada siguiendo el método físico-psíquico de los Yoghis, método llevado lo más lejos posible en una técnica muy profunda.

Es estimulante para los budistas ver en nuestros días a las más grandes personalidades adherirse a esa doctrina, ya sea en Europa o en América, donde los círculos de eruditos se han interesado. No son solamente los filósofos y los hombres de Pensamiento los que se han ligado al conocimiento del Budismo, sino que la Ciencia viene igualmente a patrocinar los argumentos expuestos hace ya dos mil quinientos años por Gautama. A saber: que el universo se presenta a nuestros sentidos de una manera, de otra a nuestras impresiones y de otra, todavía más allá de las percepciones.

Así, la Ciencia, lejos de venir en ayuda de aquellos que se reclaman de ella bajo el título de materialistas, viene a demostrar al contrario, que nuestros sentidos, en sus apreciaciones de hacer creer realidades tangibles, se hallan por el contrario en el error. Si éstos no son imperfectos (o al menos no enteramente desarrollados) habremos de todas maneras subestimado ciertas facultades.

En consecuencia, una transformación se opera en la manera de ver las cosas y es muy natural que sea hacia el Oriente que debemos volvernos para encontrar los datos que después de millones de años fueron proclamados por los Sabios de allá.


AUM MANI PADME HUM

AUM WAGI SHORI HUM

AUM VAJRA PANI HUM


Marzo 1957

1Son más de 500’000.000 Budistas en el mundo, es decir, la más poderosa agru­pación humana existente.



2Existía además el término de “Shreni” (colocado) que significa el agrupamiento corporativo, los diversos oficios, la organización, el sindicato.



3 Cuántos iniciadores de movimientos han quedado casi desconocidos como por ejemplo Mahavira, el fundador del jainismo nacido en Vaizali (capital de los clanes Vridjji y Litchcchavi) la ciudadela de esa religión rival del Budismo, pero que se convertirá en un centro Budista importante (el segundo Concilio Budista tuvo lugar allí en el primer siglo después de la muerte de Gautama el Buda).

4Se le da a veces el nombre de Bhaddakacca, pero Yasodhara es como está inscrito en el texto “Sutta-Nipata”. Ella tuvo un hijo de Gautama que recibió el nombre de Rahula: él mismo se convirtió más tarde en miembro de la Orden de su Padre.



5Gautama el Buda se calificaba así cuando El hablaba de SI mismo. “Tathagata” es el Auténtico Ido.

6Es el Bhava-Chakra o Rueda de la Vida de la cual hemos hablado precedentemente (Fascículo XII).



7Los fieles se dirigían a él diciendo “Maestro”, pero para designarlo se le decía: el Perfecto, el Digno, el Bendito, el Bienaventurado. Se le calificaba también de “Anoma” (el Insondable). “Saccanama” (Aquel cuyo nombre es Verdad) y aún, con el titulo de “Arhat”.



8En Budismo esos son los 5 elementos constitutivos del Ser: carácter material, la sensación, la percepción, la conformación, y la conciencia.



9La Reina Maya murió 5 días después de haber dado nacimiento a Gautama. Fue Mahaprajapati, hermana de la Madre de Siddharta Gautama quien educó al niño, casándose con el marido de su hermana: e1 Rey Suddhodara. El Buda volvió a ver a su tía cuando regresó, 35 años más tarde, a su ciudad natal.

10Eidos en griego “idea”. Eidolón: palabra griega para definir los “simulacros” (el ‘imago” de los latinos). Es ese residuo que se encuentra en los “infiernos” a los cuales no llegan ni nuestros cuerpos, ni nuestras almas, sino una especie de simulacro, un género de “doble” (el Maya-Rupa sin duda). Cuerpo astral, dreches, ser mortal desincorporado, esas son parcelas que aparecen y pretenden ser individuos mientras que no son sino imágenes.



11Manas (lo mental) es el 3er. aspecto de la Divinidad en el Hinduismo. Existe por todo y en todo. El manas es el pensamiento divino, creador de los mundos. (Prajapati que es el primer ancestro de los hindúes, en lengua pali significa rico en posteridad; es por eso que Prajapati-Prajavati es el nombre corriente para designar: Esposa). Manu, raíz Man = pensar, proveniente de Manas = razón inmanente al mundo, Pensamiento Creador.



12Esa gran afección es mirada como la más importante entre los 10 Paramis. Buena voluntad, benévola, fraternal, tales son las traducciones que se pueden dar a Metta (del sánscrito: Maitri). que es diferente en budismo de la palabra “afecto” (Pena, afecto, en el sentido de amor carnal).



13Ciertas stupas son privadas (reservadas a una sola persona), otras son colectivas (comunes a un pueblecillo, por ejemplo). La stupa de Santchl, en el centro de la India, es una de las más antiguas. Cuatro pórticos adornan los puntos cardinales; uno de ellos cuenta en la pie­dra la leyenda de Visvantara, el gran príncipe hindú. Esas jatakas (leyendas de las existencias anteriores de los Budas) son muy numerosas y se encuentran inscritas en las piedras (o esculturas). En Borobodur (Java) se cuentan 1.400 tableros y 504 estatuas de Buda. Tuen-Huang, en el Gobi, es célebre por sus grutas que contienen 1.000 Budas.



14Aquel que desee entrar en la Comunidad pronuncia cotidianamente tres veces: “Yo pongo mis soluciones en el Buda, yo pongo mis soluciones en el Dharma (la Ley), yo pongo mis soluciones en la Shanga (Comunidad).

15“Jnana” (la Gnosis) puede ser dividida en dos clases: Savishaya (con objeto) o Avishaya (sin objeto). Los 7 Bhumis del conocimiento son: Shuba-ichha (buena voluntad), Vicharana (reflexión), Tanumanasa (sutileza del espíritu), Sattva­patti (percepción de la realidad), Asansakti (dispersión de las atracciones del mundo), Padartha-Abhavani (dispersión de las formas visibles), Turyaga (el no-manifestado). Esa vía del conocimiento que es el punto final, Boddhi, o el Brahma-Jnana para los Vedantistas, no debe confundirse con el Jnana-Yoga (descrito en nuestra obra “Yug, Yoga, Yoghismo”).



16La plegaria se convirtió rápidamente en necesaria a la multitud, que estaba lejos de poder realizar la extinción del Sí y que no podía más que realizar un mejor renacimiento o la estancia de los Bienaventurados. La Invocación más corriente es el “Om Namo Amitabhaya Buddhaya” (en la India); “Aum Mani Padme Hum” (en el Tíbet). “Om O-mi-to-to” (en China); “Nomo Amida Butsu” (Japón). El Mantram se convertirá más adelante en indispensable para obtener las virtudes. (Hemos ya analizado ese poder del Verbo, precedentemente).



17El “Pacittiya” (vol. IV) dicta que “el monje que comunique textualmente el Dhamma a una persona no ordenada, se expone a la penitencia”.







18El Vinaya-Pitaka es la colección de escritos relativos a la disciplina (Canon Pali) y no es accesible sino después de la Ordenación (4 años).



19La Abhidhamma es la división del Canon Pali de las Escrituras Búdicas consagradas a la elaboración escolástica de la Doctrina (Dhamma) contenida en el Sutta-Pitaka.



20No todos los grupos Budistas aceptan el celibato; por el contrario, algunos (como los “Sakya-Pa” o “Bonetes Rojos’, principalmente) ven el comercio carnal como algo capaz de conducir a la Iluminación. Esa opinión es aceptada igualmente por grupos del Hinduismo; por otra parte el acto sexual, practicado con ciertos conocimientos esotéricos, está considerado como pudiendo ofrecer realizaciones muy elevadas (Enseñanza del Tantrismo y de ciertas clases de Yoga).

21Un Manvantara – 64.800 años, es igual al período de los 4 Yugas (Satya, Tetra, Dwapra y Kali-Yuga).



22Amithaba (Luz Infinita) domina al Oeste; mientras que Akshobya (lo Imper­turbable) domina al Este. El flanco oeste del Monte Kailas en el Tíbet se llama igualmente Amithaba, símbolo rojo. (Amita es uno de los nombres chinos de Buda; ese sería Tsong-Ka-Pa quien representaría una de las encarnaciones)



23Avalokiteshvara (el Señor que mira hacia abajo al mundo con compasión) hijo espiritual de Amitayus (Vía Infinita): reflejo glorioso de Amithaba. Ese es el nombre místico de la Armada de los Dhyans Chohans y también el nombre simbólico del Kailas. (Se le representa a menudo con: 4 cabezas triples y doce miembros).

24 Nagas = Serpientes. Como ese nombre es también el de ciertos Saddhus de la India, se puede imaginar que se trata de un símbolo y nada impide pensar que Gautama haya confiado su enseñanza a la guardia de los Yoghis, caracterizados por la sabiduría de la serpiente. (Kundalini está también asimilado a ese mismo símbolo de la serpiente).



25 El Devachan es el primer grado de estado espiritual en el cual el hombre pasa cada vida. Hay siete estados en los cuales pueden adaptarse los espíritus, según sus iluminaciones: después del “Rupa-Loca”, primer estado subjetivo del Devachan, en el cual se puede todavía tener conciencia de una forma, hasta el “Arupa-Loca” el más elevado estado del Devachan, en el cual, en esa trascen­dencia de la espiritualidad, no hay muerte para caracterizarlo.



26Los importantes temas tratados por el Gurú Vasubandhu, están contenidos en la célebre obra “Abhidhamma-Kosha”. Otra obra budista importante es el “Abhidhamma-Prakarana”, escrita por Sangha Bhadra y, en fin, el Abhidhammai -Pitaka” que contiene los tres libros compilados durante la vida de Gautama (el Dhamma Skandha-Pada, el Sanghti Paryaya-Pada, el Prajnapti-Pada). Los últimos más importantes compiladores son: Katyayaniputra, Devasharman, Vasumutra, Ghosa, Bodhideva, Dharmatrata.



27El Yogashara-Sangraha (descripción de la Yoga) define el método en 3 estadios: Arurukshu (aquel que desea subir, es el Adepto sobre la Vía), Yungjana (aquel que está en Unión, las facultades mentales domadas) y Yoga-Arudha (aquel que ha finalizado la Vía: El ha realizado).



28Los Tantras son las enciclopedias de Conocimiento de la 4ta. Edad (KaIi-Yuga), como los Puranas fueron para la 3ra. Edad (Dvapara-Yuga). Es una descripción desde los orígenes del mundo hasta las leyes que gobiernan las sociedades. Son los libros sagrados de la India, concernientes a los conocimientos terrestres.



29Los Shivaistas llevan un punto rojo en medio de las cejas, entre los ojos; los Vishnuistas tienen el tridente ceniciento dibujado sobre la frente.



30 Antiguos Colegios Iniciáticos y práctica de la Yoga.



31 Después de la enseñanza de Buda a la llegada de Sambhava.



32 De la fundación del lamaísmo a la reforma.



33 Del siglo XVI a nuestros días (intervención de fuerzas materialistas).



34Maitreya (Aquel que ama), es el Mesías de Oro, equivalencia del Avatar de los Hindúes o del Cristo Rey: es el Buda anunciado para establecer la Edad de Paz.



35Mara: el Dragón del Umbral, que es una joya hechicera, encanta los sentidos, ciega el espíritu; es el Rey de los pecados (sobre todo de la lujuria), destructor despiadado. Su otra forma es Maya, la aberración. En sánscrito, Mritvu genio de la destrucción, es el Samael de la Qabbalah. Mara (significando muerte) es llamado a veces Antaka, es un simulacro de Mairya de la Avesta. Así como Amithaba, que vela sobre el Oeste hacia el cual se precipita el sol, es una transposición de una antigua divinidad solar persa.

36Doble réplica de Avalokitesvara las Tara (verde y blanca), toman en China el nombre de Kwan-Yin: es la divinidad de las Madres. Su nombre de nacimiento es Miao-Shan (los chinos acuerdan siempre 3 nombres: en el nacimiento, en el matrimonio y en la muerte). En el Japón, será Kwan-non (Divinidad de la Misericordia) y se encuentra representada en diferentes formas: Sho-Kwan-non (Sabiduría), Ju-Ichi-Men-Kwan-non (las once caras de Once figuras), Senju-Kwan-non (Mil manos). Ba-to-Kwan-non (cabeza de caballo), Nyo-I-Rin-Kwan-non (Omnipotente). Kwan-Yin y Kwan-non son siempre los Avalokitesvara feminizados.



37En esta colección de “Propósitos Psicológicos” y, sobre todo, en nuestras diferentes obras y, en particular, nuestro libro “Yug. Yoga, Yoghismo” se encuentran ya dados todos los detalles sobre esas prácticas.

38El Mandala es un círculo que representa esquemáticamente la estancia de los Boddhisattvas y de los Genios. El trazado del “Mandala” debe ser cumplido cotidianamente; representa los mundos y los universos (macrocosmo y microcosmo) en totalidad, en el cual el meditante va a identificarse, ya que los símbolos del Mandala vivifican los trasfondos psíquicos primordiales para integrarse a lo consciente. (Aquello que C. G. Jung ha definido por “proceso de individuación”). Es el Gurú (Maestro Espiritual) quien da el Mandala (círculo mágico) que servirá de instrumento para la contemplación: puede tratarse de un dibujo simbólico grabado sobre metal, una piedra, etc. Consiste también en ser reproducido con arena, flores, guijarros. Pero, cuando poco a poco el iniciado llega a establecer el mandala en estado de meditación, se trata entonces de una construcción mental en la cual él verá jugar las fuerzas movientes y eternas.El Chellah (alumno-discípulo) se entrega a la voluntad de su Gurú del cual puede recibir la enseñanza, no solamente por la palabra sino también por el pensamiento y la influencia a distancia. Identificándose a su Maestro, él se iden­tifica así al Guía de su Gurú y así hasta el Boddhisattva Iniciador.

39La obra “Visión que muestra que toda cosa no es sino una idea” o “Tratado de la Realización”, convertida en clásica, da una idea de que el sabio y letrado Huian Tsang es muy ilustrado al exponer el sentido esotérico de los Comentarios a los treinta versículos de Vasubhandhu y en particular a los 10 comentarlos de Dharmapala (Superior de Nalanda). Su discípulo Kuei-Chi redactó (hacia el 680) una Enciclopedia Mahayánica.

40Boddhidharma está representado siempre, en las pinturas chinas, en meditación delante de un muro, para abstraerse a la idea de un mundo exterior. Las reproducciones del “monje de los ojos enormes” son numerosas. Hay que notar también que los más célebres pintores y los más grandes poetas fueron adeptos del Zen. Como escribe Petrucci: “Ellos han sabido dar en sus versos, en sus toques de pincel, aquello que flota inasequible detrás de la realidad, esa sutil inmensidad en la contemplación, en la cual el sabio encuentra su dicha”.